Huída de los enamorados... ¡No, ni de coña! (Alexander)

Hice una mueca de aprensión, yo no era indestructible como él.

-Tengo un hueso roto... Y por segunda vez, hasta que no lo tenga escayolado no se pasará.-dije muy seria, ya no me temblaba la voz. Ahora estaba enfadada en vez de asustada.

Me jodía que me hablase así, pero no se lo eché en cara. Era normal. Le había roto la pierna de nuevo por un simple capricho y ahora no quería acabar la faena porque me recordó a Adrianne.

- Más tarde te llevaré al hospital.

Hice una mueca de dolor mientras me daba la vuelta hasta tumbarme boca abajo y luego jadeé. Escondí la cara entre mis brazos y suspiré, parecía que así me dolía menos la pierna... O eso, o sólo quería pensar eso.

Mi estómago hizo un ruido extraño, y en ese momento me di cuenta de que tenía hambre, había salido de casa justo antes de almorzar... Suspiré.

Tendré que aguantar el hambre hasta mañana.-pensé con un poco de desespero.-Tal vez no aguante con este frío hasta mañana.

Ya era demasiado para mí el frío de Forks, ahora que estaba mojada me sentía como si estuviera en un glacial. Estornudé.

-Has... Cambiado tanto en tan poco tiempo...-susurré. Todavía sentía carraspera en la garganta por cómo me había apretado el cuello. Ahora entendía varias cosas, una de ellas era por qué había respondido de aquella forma a Daniel... Había dado en el blanco de una diana muy acertada.

- Resguárdate bien. Aguantarás hasta mañana. -Respondí a sus pensamientos y luego negué rápidamente.- No he cambiado. Que ya no quiera darte caza a ti no significa que después no vaya a por algún otro humano.

Lo miré con gesto de confusión. Primero porque no entendía a qué venía lo que había dicho, de resguardarme... Y segundo por lo último que dijo. Dar caza... Sonaba tan... Tétrico.

Pero... ¿Por qué?

-No...-murmuré erguiéndome otra vez y de forma brusca.-No lo hagas...

Miré de nuevo a la humana con gesto cansado, pero luego desvié la mirada hacia otro lado.

- Es mi naturaleza. Soy así. Así me he "criado" y así me criaré hasta que esto acabe. -Me refería a la inmortalidad.- No me voy a poner a... tomar sangre animal. -Bufé. Ni de coña iba a convetirme en una de las cosas que más odiaba.

Ahora ya no me miraba, pero yo a él sí, fijamente. Estaba concentrada en sus palabras.

¿Sangre animal? ¿Es que hay vampiros que beben sangre animal? Vaya cosa rara.-pensé con ironía. Entonces se me ocurrió algo.

-Pero puedes beber sangre humana sin atacar a los humanos.

- Sí, hay vampiros que beben sangre animal. Son unos putos amargados. -Solté con burla. Apenas me di cuenta de que a lo que le había respondido era a sus pensamientos. Después me concentré en la proposición de la chica, pero ya me imaginaba a lo que se refería.- ¿Y te crees que voy a perder el tiempo bebiendo sangre sin haber obtenido algún grito desesperado de un humano? -Inquirí, con una ceja alzada.- Vale que lo mejor de esta vida sea la sangre humana, por no decir lo único bueno. Pero si no tengo una presa dejaré escapar lo único que me ofrece diversión.

Me lo imaginé haciendo el mismo daño o algo peor que a mí a más personas, infinidad de gente, muchas más antes que yo. Y lo único que quería era escuchar sus gritos.

-Eres asqueroso.-dije con la voz ahogada.-Si pudiese andar, ya me habría largado.

Sonreí de lado. Por mucho que esa chica me hubiese recordado a Adrianne momentos atrás, seguía siendo una presa. Del pasado, pero una presa al fin y al cabo.

- Quizás a ti te lo parezca. Si supieras lo que es "vivir" así no pensarías de ese modo. -Expliqué y mi sonrisa se tornó divertida.- Bueno... siempre puedes intentar comenzar a andar.

-No sé cómo es ser como tú, y tampoco quiero saberlo, pero no es razón para que... Te diviertas haciendo daño a los que no pueden defenderse de ti.-me arrastré con mucho dolor hasta un árbol y apoyé en él la espalda. Lo miré con gesto cansado.-Aún te diviertes viendo mi sufrimiento.-dije con la voz quebrada, ahora me dolía más la pierna, y el frío me hacía sacudirme con algo más de energía. Me sentía mareada y empecé a estornudar varias veces.-Tengo mucho... Frío...-musité temblando. Me abracé a mí misma para darme calor.

Nos ha jodido. Si yo hubiese podido elegir en su momento si ser humano o vampiro hubiese preferido ser humano y morir junto a Adrianne.

- Créeme. Es motivo suficiente. -Arrastré. Los humanos se habían llevado a mi esposa. Ellos me obligaron a ir a la batalla. Si hubiese estado con ella quizás yo ahora no estuviese "vivo", sino enterrado en una fosa común con mi esposa y mi hijo no nato. O quizás hubiésemos podido vivir juntos, tener a Joseph y algún otro hijo.- No, ya no me divierte tu sufrimiento.

Me levanté del suelo y caminé hacia la humana. La cogí en brazos de nuevo, notando cómo su temperatura corporal había aumentado considerablemente.

- Mejor te llevo ya a un hospital. -Anuncié mientras caminaba de nuevo hacia Forks. No recordaba que, al tener la ropa mojada, las posibilidades de enfermar de los humanos aumentaban. Eran tan asquerosamente vulnerables...

¡La pierna! Me apreté contra él sin darme cuenta, pero él no era como Dan, Alexander era frío, muy frío. Solté un suspiro agitado.

-Me muero de frío, me du-duele la pierna...-me quejé con la voz ronca. Tosí.-Siempre he... Sido propensa a las... Enfermedades.

Has dado con la humana más débil del planeta.-pensé y volví a toser.

Vi cómo la humana se pegó a mí, intentando buscar sin éxito la comodidad en mi cuerpo, tan duro como una piedra, pero no le di importancia. Ella sabía lo que hacía.
Sonreí casi imperceptiblemente por sus pensamientos, pero no le contesté a nada. Solo me limité a observar otros lugares por los que volver a Forks que no tuviesen agua de por medio. Me eché a correr, ya que tampoco quería acabar en el hospital con una fiambre entre los brazos.

Sentí el aire frío por todo mi cuerpo y el movimiento del vampiro, por lo que supe que se había echado a correr. Estuve a punto de perder el sentido, pero por suerte o... Tal vez por desgracia no lo hice. Lo miré, parecía concentrado en llevarme al hospital.

-¿Está bien tu pie?-musité.

No me puedo creer que siga preocupándome por él.

Estaba concentrado en no encontrarme a ningún humano por la calle, que a lo mejor no se darían cuenta ni de que había pasado por su lado de la velocidad que llevaba, pero supuse que sería mejor llgar al hospital sin levantar sospechas.
Me quedé desconcertado cuando la humana me preguntó acerca de mi pie. ¿Qué? ¿Por qué se preocupaba ahora por mí?

- Me molesta un poco, pero se regenera con rapidez.

Asentí, quizá imperceptiblemente por mis ya convulsiones, y mostré una leve sonrisa que al momento se disipó y tiré un poco de su ropa por el dolor de la pierna mientras me apretaba más contra él sin darme cuenta.

Yo estoy delirando.-pensé.

-¿Por qué te preocupas ahora por mí? ¿Por llevarme al hospital?-en mi tono de voz se notó lo mal que me sentía.

- No me preocupo. -Contesté con rapidez mientras aminoraba cada vez más el paso, entrando ya en Forks.- Simplemente... me apetece. -Dije sin más. Ni yo mismo entendía por qué ahora le llevaba al hospital.

No hablé enseguida, tampoco me sentía con ganas de hablar. Estaba más bien pensando en qué excusa barata le daría esta vez a John, no podía decirle que me había vuelto a caer por las escaleras. Ya lo pensaría.

-Eres extraño.-dije. Luego me sentí aturdida y ya no me enteraba muy bien de las cosas.

- Quizás porque soy un vampiro. -Me excusé sin más, con cierto tono gracioso en la voz y anduve hacia el hospital con aspecto apresurado, para no levantar sospechas ante el resto de pueblerinos. Tenía que inventarme alguna historia para que me creyesen los médicos si me preguntaban acerca del estado de la chica.