Hospital de Forks (Christine)

Miré fugazmente a la chica,que me llevaba hacia alguna parte, y no pude responder a su pregunta,dejándome llevar por la histeria y por la tensión acumulada durante la última hora.Me eché a llorar a causa del dolor.

- ¿Qué es lo que ha pasado?¿Dónde vamos?¿Era un vampiro ese hombre?¿Va a volver? -sollocé.- Quiero irme a casa,quiero ver a mi Duck...

Intenté soltarme de sus brazos con una mueca de dolor,pero yo estaba demasiado débil y apenas pude moverme.Al cabo de un momento dejé de llorar y,apoyando la cabeza en su hombro,perdí el conocimiento.

-Shh- Dije en un susurro- No hagas esfuerzos, no es bueno. -Pude ver como la chica se intentaba librar, pero obviamente yo tenía más fuerza que ella.
Por suerte ya habíamos llegado a Forks, cuando dejó de hacer fuerza miré hacia abajo, se había desmayado. Corrí más hasta llegar a la puerta del hospital e hice como la que me costaba trabajo cogerla.
Entré y pedí ayuda- Necesito...ayuda- Dije jadeando- La he encontrado en el bosque, creo que le ha atacado un animal, tiene la mano lastimada y ha perdido mucha sangre por la herida de la cabeza. - Unos enfermeros vinieron enseguida y la pusieron en una camilla. Hice ademán de seguirlos pero me pararon.
- ¿ Eres pariente de ella?
-No..no.
- Pues entonces no puedes entrar, tendrás que esperar.- suspiré y me senté en una silla fuera de la habitación donde la habían metido.

Después de cerrar los ojos me sumí en una especie de oscuridad intranquila en la que predominaban el vacío y la nada.Luego escuché sonido de máquinas,alguien me clavó algo en el brazo y la oscuridad se volvió más densa,llena de luces y sombras.Mi cuerpo se volvió insensible también.Al cabo de cierto tiempo,no sé si fueron minutos,horas o días,entreabrí los ojos.Me costó aclarar mi vista,pero cuando lo conseguí comprobé que estaba en una habitación blanca,en una cama estrecha y con dos goteros conectados a los brazos.Qué asco...goteros.Me dolía la cabeza,tenía la mano vendada y sentía algo detrás de la cabeza.En ese momento entró un médico y le miré con el espanto en los ojos.

- ¿Usted también es un vampiro? -susurré.

El médico me miró extrañado y comenzó a comprobar el estado de los goteros.

En cuanto metieron a la chica en la habitación, agudicé el oído y pegué la oreja a la puerta, para escuchar qué le hacían;muchos ruidos de máquinas me advertían de que tardarían su buen rato. Me senté en el suelo, no por cansancio, si no por que parecería ya demasiado raro que después de haber traído a una chica a cuestas, no me sintiese cansada. Cerré los ojos y empecé a pensar en lo ocurrido, maldito chupasangres. - Musité enfadada. Miré mi brazo, tenía mala pinta, aunque no tanto como el de la chica.
Decidí que lo mejor sería ir a ver a un médico. Al final acabé con parte de la mano y el brazo vendado. Cuando me preguntó cómo me había hecho eso, respondí que había sido al intentar ayudar a la chica, que me había caído. Por suerte se lo tragaron.
Después de que me líasen el ciento y la madre en el brazo volví a la sala de espera, la puerta estaba entreabierta, cuando iba a empujar la puerta con el brazo bueno, un médico salió de la habitación.
- Ahora mismo está un poco sedada, le hemos tenido que coser la herida de la cabeza y la mano la tiene bastante mal, va a tardar un poco en curarse. Puedes entrar a verla. Menos mal que la has encontrado. Le hemos tenido que hacer varios transplantes de sangre.Y parece que está delirando, ha dicho algo de un vampiro - Asentí con la cabeza y entré,nerviosa. Esperando que no hubiese dicho más de la cuenta.
La vi recostada en la cama, me senté en la butaca que había a su lado y me acomodé.
- No deberías ir diciendo cosas sobre vampiros por ahí, puedes acabar de blanco y entrerejas. - Bromeé a medias, intentando suavizar el ambiente.
-¿Cómo estás?

El médico se fue mirándome con algo que pude identificar como lástima.¿Era idiota?¿Por qué me miraba así?

- ¡No estoy mintiendo! -exclamé.- No estoy loca,señor,había un vampiro...

Pero él se marchó igual y me quedé sola unos minutos.Luego entró la chica,la licántropo,y se sentó a mi lado.Mi cuerpo se tensó de forma automática,pero recordé que debía confiar en ella porque me había salvado.

- Estoy...bien,gracias. -respondí.- Siento tanto que te haya herido por mi culpa,no debí meterme por aquellos sitios,pero es que me perdí.¿Tú estás bien?¿Qué te ha hecho?¿Me perdonarás?

Le miré,y también estudié su brazo vendado con expresión angustiada.

Le sonreí- No te preocupes por mí- Levanté el brazo como si no tuviese nada- En una semana estaré como nueva. La que se tiene que cuidar ahora eres tú.
Negué con la cabeza.
-No tengo nada que perdonarte....- Me callé al ver que no sabía su nombre.
- Prométeme que tendrás más cuidado cuando salgas a pasear, aunque te recomiendo que no lo hagas sola.Por cierto,¿cómo te llamas?

Observé mi mano vendada con una mueca,recordando los huesos astillados por fuera de la piel,y me estremecí.

- Helena. -contesté.- ¿Y tú?

Le dirigí una media sonrisa y retorcí entre los dedos de mi mano sana un largo mechón de pelo rubio,mirando a la chica e intentando aún creerme que lo que había sucedido en Seattle había sido cierto.

- Christine, puedes decirme Chris-Observé cómo se miraba la mano vendada- Cuanto más piensas en ello,es peor. - Me encogí de hombros y bostecé.
- Ha sido una noche larga- Comenté mirando por la ventana, dónde el sol no se veía, pero que de seguro ya estaba en el cielo.
- Deberías intentar descansar si quieres que te dejen marchar pronto.

- Encantada,Chris. -le sonreí.

Miré los goteros con repulsión y el líquido cayendo por las gomas hacia mis venas.Qué asco.Desconecté el gotero de la sangre arrugando la nariz mientras lo hacía,y luego quité el otro gotero,el que supuse que contenía aquel somnífero estúpido que me estaba desquiciando porque no dejaba a mis sentidos despertarse del todo.

- ¿Y no puedo irme ya? -pregunté,confusa.- Estoy bien...

Saqué las piernas de la cama y me llevé una mano a la nuca.Tenía una gasa pegada en la parte de atrás de la cabeza y me dolía bastante aquella parte como para disuadirme de la idea de mirar qué tenía allí.Me dispuse a ponerme en pie,deseando dejar el hospital.Odiaba los hospitales.

Observé asustada cómo se quitaba los goteros. Qué asco, pensé.
- Helena, cómo no te tranquilices voy a llamar a la enfermera, quién te pondrá cosas peores o algo así. Yo estuve aquí hace algunos meses y...el tiempo aquí no fue de lo mejor. La verdad. Así que si te portas bien te dejarán salir antes. - Me acerqué a ella y cogiéndole las piernas, la recosté en la cama de nuevo. Observé los goteros, estaban quitados.
-Ya verás tu ahora la enfermera... - Me di la vuelta para llamar a la enfermera y que le pusiese de nuevo el gotero.