Habitacion de Willow

Luego de un tiempo que no pudo precisar porque se estaba dedicando por completo a ella, sintió como las paredes internas de Willow comenzaban a contraerse y ella gemía más que antes. Santiago sabía que ese era el momento que había esperado, sintió las uñas de su cachorrita encajarse en su espalda pero no le importó y la embistió con algo más de fuerza.

Él con ese cambio de ritmo se dejó llegar al mismo tiempo que ella, quería que ella fuese solo suya y ahora lo era, estaba más perdido en su cuerpo de lo que podría imaginar en su vida, pero no solo era lo físico sino que se sentía tibio por dentro. Cuando finalmente ella aflojó su agarre en su espalda la recostó con cuidado en la cama sin salir de su interior, se sentía tan cómodo, tan bien en ese lugar y le acarició el rostro con delicadeza.

-Estas bien mi cachorrita? - Le preguntó mientras colocaba un mechón de cabello en su lugar con una sonrisa de satisfacción, estaba un poco más relajado y la veía recuperarse tomando aire toda sonrojada por tanto ejercicio.

No tenía palabras para describir todo eso y decir que había sido increible seria quedarse corta podria pasar todo la eternidad sin cansarme de ello y sobre todo sin cansarme de él. Estaba algo cansada pero poco a poco iba recuperando el aliento estaba segura de que debía estar sonrojada por el ejercicio.

Sonreí me sentía feliz, más feliz de lo que había sido nunca, solo necesitaba tenerlo a él para serlo.
Escuché su pregunta
-Sí estoy bien solo es una desventaja de respirar-respondí a su pregunta mirandolo a los ojos con una sonrisa aparte de feliz estaba relajada y tranquila muy tranquila.
Empece a acariciar su fría mejilla con dulzura empezaba a acostumbrarme a su temperatura por así decirlo y ya no lo notaba tan frío.