Dibujando (Alex)

- Un humano puede intentar encerrarte en una habitación y tirar un mechero dentro para quemarte. -Comenté y alcé una ceja con una sonrisa, recordando la última vez que ataqué a la muchacha rubia.- Un animal no razona para realizar esas acciones.

- Ya... Por eso no podría soportar matar a un humano y en canvio a un animal si, porque los animales no razonan tanto - Le conté mientras me preguntaba ¿Alguien había intentado quemarle? - Si pudiese elegir no mataría ni a unos ni a otros, pero moriría. Además, los humanos matan animales, así que no es tan malo que yo lo haga.

Ignoré sus pensamientos, no me apetecía contestárselos, y si quería preguntármelo esperaría a que lo hiciese en voz alta.

- tienes un razonamiento algo extraño, pero tiene lógica. -Asentí lentamente con la cabeza, pensándolo.- Pero me siguen gustando más los humanos.

Alex dijo que yo tenía un razonamiento extraño y tenía razón. Yo no solía pensar lo mismo que la mayoría de la gente cuando era humana y supongo que continuaba igual aunque fuera vampira.

- Es normal que te gusten mas los humanos, la sangre de animal sabe muy mal... - Dije haciendo una mueca.

- ¿Muy mal? -Bufé.- ¡Creo que eso se queda corto!

Parecía que no, pero hace mucho tiempo, en mi etapa de neófito, me torturé a mí mismo bebiendo sangre de ratas. No sabía de qué otra forma asquearme, aparte de recordar las muertes de Adrianne y mi hijo.

- Vale... Si... Es asquerosa, lo reconozco... - Dije riendo- Pero dejemos de hablar de tipos de alimentación, por favor, que no nos pondremos nunca de acuerdo y además no es uno de mis temas de conversación favoritos - Le pedí.

Lo miré fijamente, había una cosa en el que me parecía extraña... Y de repente me di cuenta: Tenía los ojos verdes. Sin necesidad de lentillas.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - No le di tiempo para responder, mi curiosidad era demasiado grande- ¿Como es que tienes los ojos verdes?

Me encogí de hombros y asentí con al cabeza a su petición. Lo cierto era que a mí tampoco me apetecía seguir hablando de la alimentación, me resultaba algo aburrido.
Escuché su siguiente pregunta, la que me preguntaban casi siempre los vampiros con ojos rojos o de color ámbar.

- Pues no sé. -Respondí.- Se han quedado tal y como los tenía cuando era humano, pero cambian como les pasa al resto de los vampiros, solo que no cambian ni a rojo ni a negro.

Me quedé unos instantes con la mirada perdida, Alex tenía que haber hacho algo diferente a la mayoria de vampiros, pero sin darse cuenta, esa era la unica explicación posible. ¿A lo mejor la pena que sintió hizo que no se alterara su color de ojos? Poco probable Me dije. Estuve unos segundos más dandole vueltas pero no llegué a ninguna conclusión.

- Pues que suerte tienes... - Dije- No sabes lo que molesta tener que llevar lentillas - Me quejé.

Sus pensamientos volaban de una idea a otra, provocando que incluso casi me mareaba, pero era normal que se pusiese a buscarle explicaciones, duramente toda mi "vida" solo había visto vampiros con los ojos negros, rojos o dorados, exceptuando a los que conocí en mi antigua Europa, claro.
Iba a preguntarle qué eran las lentillas, pero recordé que eso ya me lo explicó Belinda en su momento.

- ¿Es molesto llevarlas?

- Si, dificultan la visión. Dan la sensación de tener los ojos ligeramente empañados - Le conté, no sabía como explicarlo... Era como tener una capa de suciedad sobre los ojos, te dejaba ver bien pero molestaba bastante.

Hice una mueca y parpadeé dos veces por acto reflejo. No me imaginaba tener eso en los ojos... qué ascazo, y qué incómodo, molesto... como ella había dicho antes.

- Pues menuda putada, ahora me alegro de conservar mis ojos.

Me reí porque había hecho una mueca muy graciosa.

- Si, tines suerte... - Dije. Me daba cuenta de que no paraba de repetir lo mismo así que decidí canviar de tema. Estuve unos instantes dandole vueltas a posibles temas y al final me decanté por preguntarle una cosa que me preocupaba desde el principio de nuestra conversación- Mmm... Alex, antes has dicho que te has peleado con un licántropo... No sería por casualidad Jacob Black ¿No? - Vale, era una pregunta estúpida y el no tenía pk saber el nombre de su rival pero estaba preocupada por Jake.

Alcé la ceja.

- ¿Eh? ¿Jacob Black? -¿Me preguntaba por el nombre de mi oponente?- No sé tú, pero yo no le pregunto el nombre a nadie cuando le voy a atacar. Solo sabría decirte que en forma de lobo supelaje era negro.

- Si, ya se que es una pregunta estúpida - Dije un poco avergonzada pero al mismo tiempo aliviada, Jake tenía el pelaje rojizo.

Off: Siento el mini-post pero no stoy muy inspiarda...

Off: no pasa nada.

- Entonces el cucho al que he atacado no es tu querido Jacob Black. -Dije con retintín, más bien por picar un poco.- Pues menos mal, sino me hubiese reído en tu cara por tener un amigo tan cobarde por huír. -Arrugué la nariz.- De todos modos no sé cómo puedes ser amiga de unas criaturas tan irritantes e irritables.

- No es mi querido Jacob Black - Dije un poco picada- Solo es mi amigo Jacob Black - Enfaticé las palabras querido y amigo.
Me puse a reír cuando dijo que los licántropos eran irritables e irritantes, ya que era como describir a Jake, solo que cuando el quería podía ser majo... Solo cuando quería.
De repento un desagradable pensamiento cruzó mi mente, estuve unos instantes en silencio y luego decidí preguntar:

- Alex... ¿Como es que has dicho que el chucho al que has atacado no era Jacob, si yo solo he dicho que había hecho una pregunta estúpida? - Yo había pensado que Jake tenía el pelo rojizo, pero no lo había dicho- ¿Puedes leer la mente? - Tampoco era tan raro... Edward Cullen podía hacerlo.

Mostré una sonrisa cuando la neófita, Katherine, se picó por mi comentario. Todo el mundo lo hacía... incluso yo mismo me picaba a veces.
Escuché de nuevo a Katherine, que tenía una nueva pregunta para mí, y le contesté al instante.

- Sí, leo las mentes. -Confirmé y luego me lancé a preguntar una pregunta que se me acababa de cruzar por la cabeza.- ¿Y tú? ¿No tienes un don?

- No, ninguno... O eso creo - Si tenía algún don no se había manifestado, por lo que estaba casi segura de que no tenía ninguno- Mmm... Eso de leer mentes parece muy interesante pero... ¿No te cansas de oír lo que piensan los demás? - Sentía mucha curiosidad. Poder leer la mente de la gente debía de ser muy práctico, pero también podía ser una auténtica tortura ya que tenias que oír todas las miserias y penas que sufría la gente.

Bueno, había sido una especie de tontería preguntarle acerca de su don. Quizás si tuviese, pero es que ella era neófita. Vale que yo hubiese conocido mi don nada más "despertar", pero porque eso de que te vengan los pensamientos de todo el mundo a la cabeza así sin más no era algo normal. Me volvía loco al principio, lo recordaba perfectamente...

- Sí, a veces me cansa, aunque hay veces que consigo ignorarlos, que son como vocecillas sin importancia por el fondo. -Fruncí los labios unos segundos y traté de explicárselo.- Es como si vas a un gran almacén de ropa y escuchas a todas las mujeres hablando, hay momentos en los que logras ignorar sus voces. -Pero claro, si yo hiciese eso sería un suicidio. Entre lo que hablaban allí las mujeres y lo que pensaban al mismo tiempo acabaría estando para encerrar.

O sino a veces habían personas con pensamientos incompletos, como esa maldita humana...

Le escuché atentamente, casi sin parpadear, costaba imaginar que haría yo si tuviera su don- Pues yo en tu lugar tendría dolor de cabeza todo el día - Reconocí después de darle vueltas unos instantes.

Me reí en un breve instante y negué con la cabeza.

- Eso es lo que pensé yo cuando me transformaron, pero siendo neófito lo único que me movía era la venganza y la sangre. -Me encogí de hombros e hice una pequeña mueca de dolor por el movimiento del hombro derecho. Mierda de perros y mierda de brazos...- Luego ya recibir pensamientos ajenos pasó a un segundo plano y se hizo más llevadero, aunque admito que aún hay momentos en los que me mataría solo para no escuchar más pensamientos. -Exageré.

- ¿Como tienes el brazo? - Le pregunté después de que el hiciera una mueca- Creo que te lo has dislocado, si te lo colocas bien sanará más deprisa... - Le recomendé aunque no tenía ni idea de medicina.

Después levanté una ceja, y dije- Seguramente has exágerado. No te conozco casi nada, pero estoy segura de que nunca renunciarias a tu don. No debe de molestarte tanto.

- El brazo está más que dislocado. -Alcé una ceja y le enseñé el brazo que debía corresponder al vacío que había bajo el hombro. Lo alcé con la mano izquierda para que lo viese bien.- Estoy jodido y mutilado, pero ya me lo colocaré después. -Estaba ya acostumbrado a que me arrancaran el brazo, lo único que me mosqueaba era que ahora el proceso de curación era más lento.

- Claro que he exagerado, mi don es muy útil en la batalla y para escoger a mis presas, es solo que en algunas ocasiones puede ser molesto.

- Ahhh... - Me quedé petrificada con los ojos muy abiertos. La verdad es que había visto cosas peores, ya que me gustaban las películas de batallas, pero eso solo era ficción y ahora tenía delante mío a una "persona" con un brazo arrancado de cuajo- ¡¡Joder!! ¿Como puedes hablar tranquilamente conmigo estando así? - Exclamé.

Observé cómo las expresiones de la neófita cambiaban lenta pero rápidamente a la vez y me reí.

- Porque ya estoy acostumbrado, Katherine. -Contesté.- Esta no es la primera vez que me arrancan un brazo, y menos aún si se trata del derecho. Vampiros y licántropos tienen una extraña fijación con mi brazo derecho, siempre que peleo me arrancan el mismo. -Expliqué tranquilamente. La verdad es que cuando veía las extremidades saltar por los aires me acordaba de mi película bélica favorita: Salvar al soldado Ryan.