Leyendo (Evelyn Nicholls)

Ya estamos, ya estamos, ¡Ya estamos con el drama!-pensé y me llevé una mano a la cara mientras movía de lado a lado la cabeza enérgicamente.

-Da igual, da igual. Calmémonos. ¿Qué tal... Si hacemos borrón y cuenta nueva?-dije de forma apresurada mientras entrelazaba mis dedos índice, intentando arreglar las cosas.

Asentí enérgicamente con la cabeza.

- Sí, sí, me parece buena idea. -Me puse de acuerdo y luego hice como qeu miraba al cielo, pero en realidad miraba al techo.- Vaya... parece que se va a poner a llover... -Puse una cara de póquer.

La observé mirar al techo y luego contuve una risa al escucharla, al final acabé riéndome.

-Anda, ¿Y eso lo has averiguado mirando al techo?-bromeé.-¿O tal vez es porque aquí, en Forks SIEMPRE llueve?

- El techo, el techo. -Dije, señalándolo.- Ese techo predice el futuro... ¡oh, mira! Ahí dice que va a salir una gotera pronto... -Señalé una esquina que solo estaba algo manchada, conteniéndome la risa por la situación.

-¡Vaya!-le seguí el juego. Puse cara de sorpresa cuando miré hacia arriba.-Tendré que ir preparando los cacharros. Y dime, ¿Qué más predice el techo? ¿Fortuna, amor, salud?

Vale, ahí me había pasado... ¿Fortuna? Ni de coña. El amor ya me había venido, si es que se le podía llamar así a la imprimación. La salud la tenía ''perfectamente'', ¿Qué era una pierna rota?

Fingí estar bien concentrada en el techo, incluso me llevé los dedos índices a las sienes y entrecerré los ojos.

- Uhm... -Dudé.- Mira, mira, ahí pone que la pierna se te curara rápido. -Señalé una parte en blanco del techo.- El blanco simboliza el... ehr... me he colado. -No pude más y me eché a reír.

La escuché y luego se echó a reír. Yo continué mirando el techo un poco más, aguantándome la risa con gran esfuerzo, con cara sorprendida aún.

-Vaya... El techo es mejor que un médico, ¿Eh?-se me escapó una sonrisilla y la miré de lado. Dos segundos después me eché a reír a carcajada limpia.

Me siento muy bien, es... Como la amiga que nunca tuve.

- Nunca sabes lo que te deparará el Techo del Destino. -Dije en tono tenebroso y volví a reíme de nuevo. Me encontraba muy bien con Genevieve, sentía que con ella sí podía decir las tonterías que se me pasaban por la cabeza sin temer a que me despreciara.

-El destino... Es algo que eliges tú misma.-dije con tono místico.-A menos que al techo le dé por predecir que te va a salir un grano en la cara.-después dramaticé.-¡Oh, por Dios, eso sería horrible, espantoso!-alcé las manos exageradamente.-¡El fin del mundo!-luego me eché a reír.

- ¡Un grano! ¡Nooooo! -Alcé las manos como hizo ella, fingiendo espanto como si hubiese visto un fantasma o algo.

- Eso del destino te ha salido muy filosófico, ¿eh? -Comenté, llevándome una mano al mentón y alzando las cejas.

Me seguí riendo con sus gritos fingidos incluso llegando a taparme la boca y arqueándome un poco hacia delante por inercia. Después me erguí y la miré, dejando de reírme pero sin perder la sonrisa.

-Creo que Filosofía me ha marcado este último curso.

Le di un sorbo aún más grande al chocolate cuando conseguí dejar de reírme. Me había costado. Cuando me daba un ataque de risa era difícil calmarme.

- Oh, no, Filosofía. -Me quejé.- Odié esa materia...

-Creo que yo la odiaré toda mi vida.-dije apoyando los codos sobre la mesa y la cabeza sobre ambas manos, mirándola.-Y mates, ésos son mis puntos débiles. Prefiero Español o Música. Aunque aún no he podido asistir al instituto de Forks.

- Estoy de acuerdo, sobre todo con Español. -Porque, al ser española, la asignatura de Español era un juego para mí.- ¿Por qué no has podido ir al instituto?

Si era española, normal. Y mi madre me había enseñado su lengua natal, así que prácticamente era la primera de la clase en aquella asignatura. Arrastré la silla hacia atrás y puse la pierna escayolada sobre la mesa, haciendo ruido sin querer.

-Por esto. Mi padre es un exagerado.

Observé la escayola y agaché un poco la cabeza al oir el fuerte golpe que dio al poner la escayola sobre la mesa.

- ¿Cuánto tiempo llevas con la pierna rota?

-Una semana más o menos, es decir, el tiempo que llevo aquí.-dije.-Este pueblo está gafado y lo oigo, quiero irme de aquí pero no puedo...

Ya la he cagado. Jo, si tengo que ocultar cosas no podré hacer amigos.

Giré la cabeza hacia un lado, como hacen los perros cuando no entienden algo.

- ¿Que está gafado? ¿Por qué dices eso?

Pude comprobar que, más o menos, Ginny y yo compartíamos puntos de vista distintos. A ella Forks le parecía un lugar horroroso, o al menos eso pensé al escucharle decir que se quería ir de allí, y sin embargo a mí Forks me encantaba.

¿Ves? ¡¿Y ahora qué le respondes?!-me quedé callada un rato, pensando en qué responderle.

-Porque apenas llegué me caí por las escaleras.

Me encontré con un vampiro que casi me mata de no ser por... No sé bien por qué.-pensé.

-Este pueblo no me quiere, me echa.

- Eso es ser torpe, Ginny. -Reí, pero no lo decía con maldad, sino todo lo contrario.

Me encogí de hombros.

-Sí, soy torpe, pero creo que no siempre lo he sido. En fin... Lo que no entiendo es como puedo ser una burra y al mismo tiempo tener los reflejos que tengo... Supongo que será herencia.

Me encogí de hombros también, pero a forma de respuesta.

- Es curioso. -Agregué.- Pero también es algo normal, creo.

-Si tengo reflejos no sé cómo me he caído por las escaleras...

Hice un mohín, realmente no había pasado eso y me fastidiaba que no pudiese decirle la verdad. Suspiré y me incliné hacia delante.

-Evelyn, ¿Tú crees en los vampiros? Porque mi tía está obsesionado con ellos...

En ese momento se me cortó la respiración. ¿Que si creía en ellos? Claro que sí, conocía a una vampira, bueno, neófita, pero era vampira.
Obviamente... no le podía decir que sí.

- Bu-bueno... -Me llevé una mano al codo y desvié la mirada. Perfecto, no sabía mentir.

-Vale, sí crees en ellos.-dije, miré hacia otro lado pensando en qué decirle después.-¿Porque te han contado historias o porque los has visto?

No sé si habré sido lo suficientemente directa.