Buscando un bocado en la noche. (Libre)

Me encantaba pasear por la noche en ciudades que desconocía, aunque ahora ya fuese difícil que no me conociese una zona. Había estado toda mi vida inmortal yendo de un lugar a otro, sin rumbo fijo, el sueño de cualquier ridículo humano, conocer mundo. Já, pobres infelices.

Era un noche despejada en la ciudad futurista de Seattle, con luces por doquier, discotecas, bares abiertos, prostitutas insinuándosete y llamándote "maricón" por no querer follártelas, pobres desesperadas.

Buscaba algo que valiese la pena, algún humano divertido, que pudiese entretenerme un rato, pero la noche en aquel lugar era un completo desastre... borrachos, drogadictos, no había nadie sano por ahí, y si una persona no era sana significaba que su sangre eraba contaminada, y no iba a perder el tiempo con un pedazo de mierda.

Off: adelanto que el vocabulario de Alex es muy bruto.

Caminaba por una zona bastante oscura y sumida en las penumbras.No me gustaba aquel lugar,así que busqué velozmente la salida más rápida.Merodeé unos minutos por el barrio sin encontrarla y al final decidí que estaba perdida.Había gente muy rara por allí,por lo que opté por quedarme apartada en un rincón,sumida en la oscuridad,hasta que un poco de luz iluminase mi camino y mi memoria.

- Perfecto. -protesté.- Me he perdido.

Casi tenía que taparme la nariz de lo mal que olía ese lugar, a alcohol, droga por el suelo, tabaco, comida humana, era un puto suicidio estar allí. ¿En qué coño pensé cuando quise ir allí? Imbécil, Alex, eres un imbécil. Toda aquella mierda olía peor que un maldito perro mojado.

Seguí caminando sin rumbo, con las manos metidas en los bolsillos y maldiciendo por lo bajo hasta que un olor dulzón y que me llamaba a gritos decidió aparecer entre toda aquella pestilencia. Sonreí, creía que tenía que irme a otro pueblo a buscar diversión, pero comprobé que no era así.

Anduve hasta aquel delicioso olor. Obviamente escuché lo que había dicho. ¿Perdida? Mejor, así tendría algún tipo de fundamento para entablar una conversación y... bueno, un buen festín.

- Disculpa, me he perdido, ¿sabes por dónde se sale de aquí? -Decidí hacerme el loco.

Levanté la mirada sobresaltada cuando escuché una voz a mi lado.Al mirar encontré a un chico muy próximo a mí.¿Qué le pasaba a la gente de aquel lugar?¿Por qué todos se presentaban con tanto sigilo,sin hacer el más mínimo ruido? Ya me había pasado tres veces contando esta. Me asustaban,pero no le dí mayor importancia, tal vez era propio de la zona o yo era demasiado torpe y ruidosa. Examiné al chico con detenimiento. No me gustaba el aspecto de sus ojos, y su piel tenía la misma palidez encantadora que ví en el rostro de la chica de la playa. Me debatí unos segundos,¿le debía responder? Normalmente no le dirigía la palabra a nadie, especialmente a los extraños, pero desde que había llegado aquí todo en mi personalidad había cambiado un poco. Así que me decidí y le miré con pesar.

- No lo sé. -me disculpé.- Yo también me he perdido. Hacía un momento que había decidido esperar aquí a que se hiciera de día y aguardar por si el tipo de persona que abunda por este barrio cambia y puedo preguntar a alguien ebrio por dónde salir.

Suspiré y apoyé la espalda contra la pared del callejón.

Casi estallé a carcajadas cuando se asustó con mi presencia. ¿Tan empanada estaba que no me había escuchado llegar? Pobrecita, ese empanamiento le costará la vida.
Suspiré con ella, aunque en realidad aún reía en mi interior. En mi cabeza retumbó un pensamiento que decía "lo siento, nena, pero no llegarás a la mañana".

- No esperes encontrar a nadie ebrio por aquí. -Me llevé una mano detrás de la nuca, despeinándome aún más mi pelo del color del azabache.- Y menos aún que amanezca rápido. Aún son las dos de la mañana.

Miré a mi alrededor y luego proseguí.

- Podemos intentar orientarnos los dos... siempre es más difícil que le pase algo a gente que vaya en grupos, aunque sea de dos. -Claro que si el enemigo es un vampiro no podría hacer nada ni un grupo de diez indefensos humanos.

Todas mis alarmas se dispararon. Él quería quedarse conmigo.Quería que nos ayudáramos mutuamente a salir de aquel basurero. Y algo en mi cabeza me gritaba que me alejara de allí, que me alejara de él. Y pronto. No podía confiar en un tipo que acababa de conocer, del cual no sabía nada y que estaba intentando venir conmigo en busca de la salida. Yo siempre había sido una persona solitaria y desconfiada y no iba a empezar a cambiar eso ahora. Me retiré de la pared y me alejé unos pasos de él.

- Creo... -respondí.- que eso no es lo más adecuado. Tal vez si nos separamos alguno de los dos la encuentre antes y consiga salir.Adiós.

Tenía la sensación de que me pasaría algo si seguía junto a él,no si merodeaba por los callejones.No esperé su respuesta ni su reacción,me dí media vuelta y comencé a alejarme con pasos rápidos intentando alcanzar la esquina más próxima para perderle de vista.

La humana se dio la vuelta y comenzó a caminar rápidamente hacia otro lado, dándome la espalda. Desconfiaba de mí, sus pensamientos lo delataban, aparte de su apresurada forma de hablar y despedirse. Eso creo que hasta un humano lo hubiese descifrado sin ningún problema.

- Me cago en la... -Susurré tan bajo que nadie más aparte de mí mismo pudo escucharme. ¡Se me estaba yendo la cena! Y encima lo estaba permitiendo. Claro que no era divertido si me la llevaba a la fuerza. Amaba con todas mis fuerzas seducir a la presa si era mujer, pero parecía que esta chica no caía en los encantos de los vampiros.

Entonces... perfecto, mi oportunidad de oro. Una panda de borrachos se dirigía hacia donde iba la chica humana. Sus pensamientos eran sucios, quizás algo exagerados para ser humanos, pero los dejé actuar. Me escondí entre las sombras y esperé al momento oportuno.

- Pero mira lo que tenemos aquí... -Dijo alegremente uno de ellos, mientras otro se acercaba a la chica por la espalda, cogiéndola rápidamente de la cintura e "invitándola" con el resto de sus compañeros de borrachera.- ¡Qué preciosidad! ¿Qué hace alguien como tú a estas horas por estas calles? -Casi parecía que se trababa con las palabras que decía y podía oler desde mi escondrijo cómo le apestaba el aliento a vodka, tequila y algo más que no pude definir. El hombre tomó a la chica por el mentón, mirándola fijamente.

Me solté de un tirón de las manos del hombre en mi cintura. Me tenían acorralada contra la pared y uno me agarró del mentón. Le miré con el asco dibujado en los ojos y lo esquivé con una mueca de desprecio.

- Dejadme en paz. -musité.- Ahora mismo.

Intenté que mi voz sonara firme,aunque tembló un poco,y luego traté de pasar entre ellos para escaparme,pero formaban un círculo a mi alrededor y cada vez estaban más cerca.Aunque intentaba que mi miedo no saliera a la luz,sabía que mi mirada estaba llena de pánico y que iba de uno a otro con movimientos frenéticos.

Sonreí, aún oculto en el lugar de antes. La cosa cada vez iba a mejor. Parecía que al fin y al cabo los humanos servían algo más que para cargarse el planeta y follar como conejos.

Los borrachos comenzaron a reírse cuando la chica se apartó del "líder" e intentó hablar firmemente, fallando en el intento.

- ¡Oh, Stuart! ¡Cuidado que la amiga muerde! -Dijo otro y rompieron a reír de nuevo.

El hombre de antes volvió a acercarse a ella y la acarició la mejilla con picardía.

- Venga, no te enfades. Lo pasarás bien, todos lo vamos a disfrutar... -Incitó mientras seguía acosando a la chica.

Permanecí en el lugar hasta aquel momento, que ya parecía irse de las manos y me acerqué lentamente por detrás al que estaba tocándole las narices a la humana, cogiéndole del cuello de la camiseta y tirándole al suelo fuertemente.

- Eh, compañero, creo que te ha dicho que la dejes en paz. -Gruñí en un tono grave. El resto de borrachos se quedaron estáticos al no verme venir y tirar a su amigo al suelo. Eran unos maricones, estaban todos cagados, así que no harían nada.

Apareció el chico aquel que me daba miedo justo cuando iba a empezar a gritar como una loca y tiró al suelo a uno de los hombres borrachos.La situación no me gustaba ni pizca,era demasiado extraña,y ahora me daban miedo todos.

- Que asco de borrachos... -farfullé.

Luego intenté apartarlos de un empujón,pero eran demasiados y a mi me faltaban las fuerzas.Miré con los ojos muy abiertos a todos los hombres que había a mi alrededor.

El borracho al que había tirado al suelo se levantó y, con un paso torpe, intentó golpearme, pero detuve el puñetazo sin problemas, apretándolo cada vez más mientras él me miraba con dolor y espanto y yo con una gran sonrisa en el rostro. La borré rápidamente y tiré de nuevo al suelo al borracho. Una vez en el asfalto, le di un puntapié a la altura de las costillas y pude notar cómo un par de ellas se rompían. Ese no se levantaría en mucho, muchísimo tiempo.

Me giré hacia atrás, donde estaban el resto de borrachos acercándose a mi cena y agarré a dos de ellos por los pelos, haciéndoles retroceder y huír tras ver el estado de su "líder", pero aún quedaba uno. Dejé que me diese un puñetazo en la cara, fingiendo que me había despistado y me llevé la mano a la cara como si me doliese de verdad, aunque el que peor lo estaba pasando era el borracho, que se sostenía la mano con la que me había golpeado. Se habría rodo los nudillos, fijo.

- Corre. ¡Vete! -Fingí perfectamente una voz quejumbrosa y me pasé la mano por la boca como si me estuviese sangrando. Al ser un callejón tan oscuro no se podía ver si me sangraba o no, así que ella no se daría cuenta. Además, si ella huía luego podría alcanzarla perfectamente, aunque tuviese que matarla sin la diversión que esperaba.

Me gritaba que me fuera,pero él estaba ayudándome y yo no podía dejarlo allí sin más.Así que ignoré sus palabras y me aproximé despacio.Analicé la escena preguntándome si podría hacer algo.Como supe que no,solo esperé.

- No me iré. -musité.- Te has metido en un lío por mi culpa...
Le miré largo rato,observando que nos habíamos quedado casi solos a excepción de los pocos borrachos que quedaban heridos.Ya no me daba tanto miedo.Parecía estar sangrando,así que me aproximé a él.

- ¿Estás bien? -pregunté.

Sonreí ampliamente para mis adentros. No había salido como esperaba, había salido mejor. Esperaba que la chica se fuese corriendo de allí, pero no, al contrario, se quedó conmigo. Le dí un último puñetazo al borracho que me había agredido y cayó al suelo. Después se ayudaron entre todos y salieron corriendo de allí, asustados. Nadie les creería si decían que se habían topado con un tío que estaba frío y duro como el hielo. Estaban ebrios, así que pensarían que eran alucinaciones.

Me di la vuelta hacia la chica, que se había acercado e inspiré profudamente. Sí... dentro de poco saborearía esa sangre que bombeaba por sus venas.

- Sí, estoy bien. -Me miré el dorso de la mano, donde "había sangre".- No es nada. -Luego la miré a ella con el ceño fruncido.- ¿Y tú? ¿Estás herida? -Era obvio que no, sino habría olido su sangre aún mejor, pero debía actuar.

Me aproximé más a él con gran cautela. Él me había salvado sin dudar,¿Por qué no iba yo a ayudarle ahora? De pronto me situé en frente suya y cogí la mano manchada de sangre, preguntándome su procedencia. Al no ver herida recorrí con ojos estudiosos su cuerpo en busca de lesiones o algo por el estilo. No encontré nada y suspiré aliviada de que no estuviera mal por mi culpa.

- Yo estoy bien,creo. -respondí.- ¿Intentamos salir de aquí y te llevo a un médico para que te vea?

Le miré aguardando su respuesta.

Ella no pareció sorprenderse por mi tacto, frío y duro, inusual, vampírico, así que me quedé un poco más aliviado. Si comenzaba a mosquearse de nuevo volvería a ser difícil convencerla de que "era de fiar" y no me salvarían el almuerzo de nuevo unos borrachos violadores.

- Sí, salgamos de aquí, pero el hospital nos lo ahorramos. -Comencé a andar por un lado que había un poco más de luz, esperando a que ella me siguiese.

Solté su mano al darme cuenta de la frialdad de su piel. Tenía las mismas caracterísricas que la chica de la playa.


- Está bien,vamos por aquí... -desvié mi camino por una franja de asfalto que había a la derecha. Volvía a tener una necesidad imperiosa de alejarme de él. Me prometí echar a correr en cuanto encontráramos la calle.

La chica se desvió y tomó otro camino distinto al mío, pero pluralizó a la hora de hablar, así que podía seguirla sin parecer sospechoso.
Era difícil escapar a mi sabiduría, proporcionada por mi pequeño pero molesto don de escuchar los pensamientos de todo el que me rodeaba, así que en seguida supe que ella quería escaparse de mí en cuando tuviese la oportunidad de hacerlo, aunque sus esfuerzos serían en vano.

- ¿Por qué has venido a este lugar tan tarde? -Quise parecer lo más humano posible, por lo que decidí entablar de nuevo una conversación.

Le miré de soslayo cuando se puso a mi lado. La verdad era que no me gustaba nada,pero tampoco podía dejarlo por allí solo después de haberme salvado. Aunque por lo que había podido comprobar sabía cuidarse solito. Continuamos caminando,ahora a través de una calle desierta con varias botellas rotas por el suelo.

- Vivo sola,no tengo padres que puedan preocuparse de mí,y vine desde la La Push a dar una vuelta. Como no conozco esto,me perdí. -contesté.- ¿Y tú?

En algún punto más adelante escuche voces y tránsito de coches. Adiviné,contenta,que estábamos a punto de encontrar la salida y solo me quedaban unos minutos más para separarme de él.

Conforme iba caminando notaba cómo el vidrio cedía sin resistencia alguna bajo mis zapatillas y cómo había cada vez un poco más de luz. Farolas, gente, vehículos. Bah, todas esas tonterías no me detendrían para pasármelo un poco bien, aunque no fuese como solía hacer. Ella se estaba resistiendo demasiado, no era como el resto, que caían literalmente a mis pies, ella ya venía advertida de antes de la existencia de seres como yo.

- Yo vine aquí con unos... -Hice una mueca, pero luego sonreí con una mirada que denotaba diversión.- Pfff... para qué mentirte. Venía a divertirme un rato.

Me puse rápidamente delante de ella, cortándola el paso tras agarrarla de los hombros. La hice retroceder todos los pasos que habíamos dado y la dejé acorralada entre la pared y mi cuerpo.

- ¿No tienes padres? ¡No pasa nada! Quizás te encuentres con ellos dondequiera que estén, y tampoco pasará nada porque nadie te espera en casa. -Me relamí y la tomé por el mentón, obligándola a mirarme a los ojos entre la oscuridad.

Me arrastró de nuevo a la calle desierta mientras mi expresión tensa se convertía gradualmente en estupefacción,y quedé acorralada contra la pared y su cuerpo.Aunque quise controlar mi miedo era demasiado tarde,ya estaba temblando y sabía que las piernas no tardarían en fallarme de tan inestables como las sentía.Me estremecí y apreté mi cuerpo contra la pared en un intento inútil por alejarme de él.

- ¿Qué estás haciendo? -murmuré.- ¿Qué eres? Déjame irme.
Cogí con cuidado su muñeca y aparté la mano de mi mentón,retirando la mirada de la suya.No entendía nada,¿para qué me había salvado él si ahora se había convertido en el peligro y parecía tener este momento planeado desde el principio? La calle no estaba muy lejos,tal vez si gritaba alguien podría venir a ayudarme.

Reí al notarla tembrar por el miedo. Me encantaba cuando los humanos se ponían así, cuando se acojonaban y luego suplicaban por su vida mientras destrozaba sus huesos uno a uno, cuando gritaban, cuando lloraban, cuando gemían cosas sin sentido... a esa chica no le faltaba mucho para comenzar a hacer todo eso.
"Escuché" sus planes, gritar, y me anticipé a ello. Le tapé la boca con la mano izquierda y con la derecha la arrastré conmigo a un lugar aún más oscuro y apartado de la civilización.

- Sé una buena chica y mantén la boca cerrada... -Susurré y sonreí con burla, aunque ella quizás no pudiese ver la expresión de mi rostro por su limitada visión humana. Deslicé mi mano derecha por su brazo hasta llegar a su muñeca, la cual apreté con fuerza hasta oír un chasquido procedente de la articulación.

Me llevaba hacia otro sitio más oscuro,ya no oía las voces de nadie y el sonido del tráfico se había convertido en un simple susurro a nuestras espaldas.Su mano cubría mi boca,impidiéndome todo intento de pedir ayuda,y de pronto su otra mano se cerró en torno a mi muñeca.Yo también oí el chasquido,tal vez demasiado claramente,y mi grito quedó ahogado por la palma de su mano.

- Estúpido cobarde... -gemí,aunque apenas se escuchó mi protesta.

No tenía ni idea de qué clase de ser era,pero aquel tipo horrible no podía ser humano.Un humano no podía tener tanta fuerza.Ahora comprendí cómo se había desecho de los hombres borrachos minutos antes,desde el principio ellos no habían tenido ninguna oportunidad contra él,y él lo sabía tan bien que se había "arriesgado" a plantarles cara con la única intención de permitir que yo fuera su diversión,no la de todos.Alcé la mano libre entre nuestros cuerpos y la cerré en torno a su cabello,tirando de su cabeza hacia atrás con todas mis fuerzas para que se separara.

Sonreí aún más al escuchar su grito y lo que gimoteó. No me importaba en absoluto que me llamasen cobarde, sabía de sobra que no lo era y que ella me lo decía para sentirse mejor con ella misma, aunque leugo yo le hiciese sufrir más.
Comenzó a tirar de mi pelo hacia atrás, acción que me provocó una risa histérica que pondría los pelos de punta incluso a un vampiro. Logré que soltase mi pelo con un simple movimiento de cabeza y aproximé mi cara a la suya, respirando entre gruñidos.

- ¿Es eso todo lo que puedes hacer para divertirme? -Quité la mano de su boca para cogerla fuertemente del cuello y tirarla al suelo tras apretar de nuevo la muñeca, provocando que sus huesos se astillaran y saliese un poco de sangre de su mano.

En un segundo escaso él me había tirado al suelo y mi muñeca ardía.Sentía la sangre resbalar hacia el suelo y la piel rasgada,pero no quise mirar por miedo a ver lo que podía encontrarme.Contuve una mueca de dolor y me mordí los labios para no darle a él el gusto de oírme gritar.

- No pretendo divertirte,idiota. -le espeté con un hilo de voz.

Sin perder un momento,me incorporé apoyándome en la mano sana y eché a correr lo más velozmente que pude hacia la calle donde sabía que estaba la salida.El ruido de la civilización se intensificó en cuanto crucé la esquina con la mano herida apretada contra mi pecho.

- ¡Socorro! -grité con la voz rota por el dolor.

La sonrisa se extendió hasta que las comisuras de mis labios dejaron ver mis dientes. ¡Qué divertida! APrecía que no, pero poco a poco la situación iba resultándome más cómoda.
Una vez más, la humana intentó huír en vano. Pude alcanzarla en un segundo y la cogí en brazos, tapándola los ojos para evitar que pudiese ver el camino y me metí en otro callejón distinto, tan oscuro como el otro.
La agarré fuertemente del cuello, estampándola contra la pared.

- Pues estás consiguiendo ser protagonista de una de las mejores cacerías de mi no-vida. -Reí y alcé su mano sangrante sin ningún cuidado . Respiré profundamente, cerrando los ojos y lamí un poco de la sangre, deleitándome con su sabor.