Paseando (Daniel Sandler)

Me sentía mal estando en casa sola. John no iba a volver hasta bien entrada la madrugada y yo en casa me deprimía. Por eso decidí cruzar la carretera y adentrarme en el bosque. En Texas no había cosas así aunque también vivía en un pueblo, pero evidentemente no había ningún bosque, ni árboles, todo estaba seco. Aunque no me gustaba la lluvia y el tiempo malo de Forks dejaba mis ánimos por los suelos, el bosque era algo que eclipsaba lo demás. Era como un mundo aparte.

Me quedé embobada mientras avanzaba bosque adentro, mirando los árboles, los pajarillos en sus ramas mientras cantaban sus canciones únicas, contemplando la belleza de aquel paraje, hasta que por fin me di cuenta de que había andado demasiado. Me di la vuelta.

-Vale, ya me he pasado.-murmuré disgustada e hice una mueca.-A ver cómo salgo yo de aquí con mi ''gran'' sentido de la orientación.

Y encima siempre hablaba sola. Intenté buscar el camino de vuelta.

Estaba en el bosque de aquel pueblo al que llamaban Forks, perfecto para aquellos vampiros que brillaban, pero que para mí era indiferente, paseando tras haberme dado un festín con unos campistas descuidados que habían por la zona. Me habían dado poco la tabarra, estaban gordos y la vida no les dio para más cuando me vieron aparecer con mis ojos inusuales y amarillentos por la sed.

Un olor bastante apetecible invadió mi pituitaria y solo pude relamerme mientras me acercaba a mi próximo objetivo para encontrarnos "por casualidad".

El bosque estaba calmado y yo me sentía tranquila por ello, además era por la mañana, sólo tenía que preocuparme de llegar a hacer el almuerzo y no morirme de hambre.

Genial, ya estoy desvariando.-pensé.-Anda que no exagero.

Mi cara se iluminó cuando vi demasiada luz, había llegado casi a la salida. Eché a correr hacia allí para comprobar cuanto antes que estaba en lo cierto.

Me paré al instante cuando escuché unos pensamientos muy extraños. ¿Qué? No había entendido casi nada de lo que había pensado esa humana. ¿Qué pasaba con ella? Estaba intrigado, tanto, que me olvidé de divertirme con ella y salí antes del bosque, de forma que ella acabó chocándose conmigo.

Me quedé mirándola, sin saber qué decir, con el ceño fruncido.

¡Sí, era la salida! Pero iba corriendo tan deprisa que no me dio tiempo a parar cuando vi a un chico delante de mí y me choqué con él.

-¡Ay!-exclamé mientras caía al suelo. El choque me había dolido, ¿Y a él?-¡Perdona!-me levanté del suelo sacudiéndome y lo miré.-¿Te he hecho daño?

Seguí mirando fijamente a la chica, que se levantó rápidamente del suelo y ni me acordé de que el choque podría haberle provocado algunos moratones.

- No. -Dije, sin más, pero luego decidí que debía ser más "normal" si quería tratar con ella y averiguar por qué narices ella no era como el resto de los humanos.- Lo... siento. -Me costó disculparme. La verdad es que llevaba sin decir eso bastantes siglos.

Respiré hondo para calmarme.

Dios, qué daño me he hecho. Parece una roca. Pensé con disgusto. Quizá el no haber tocado NUNCA a un chico que no fuese mi padre me hacían sentir ahora que él estaba duro. Suspiré y lo miré.

-No te disculpes, ha sido culpa mía por venir corriendo como una loca.-dije agitadamente, aún estaba un tanto cansada por haber corrido tan deprisa.-Es que creí que me había perdido en el bosque, pero parece que encontré la salida.

Muy bien, Ginny, la primera vez que te habla un chico y sólo dices estupideces.-pensé con rabia.

En otra persona, quizás su nerviosismo se le hubiese contagiado, pero pro algún motivo yo me encontraba muy sereno. Quizás demasiado al estar en frente de una humana.

Sus pensamientos me confundían demasiado, estaban incompletos, eran palabras sueltas para mí, ¿por qué? ¿¡Por qué!? ¿Sería por su nerviosismo? ¿Su fatiga? ¿O porque directamente estaba tan loca como una puta regadera que ni ella misma comprendía sus pensamientos?

Me estaba volviendo loco...

- No pasa nada.

-Bien.-dije. No quería volver a casa tan pronto, por eso se me pasó por la cabeza ir a ver a John a la cafetería donde trabajaba y comer allí para ''estar con él''.-Hasta pronto.-dije de forma educada y giré hacia la derecha para empezar a andar hacia el pueblo.

Humm... Son las once, si voy andando llegaré a eso de las doce y podré estar perfectamente a tiempo de almorzar.-y mientras pensaba en eso ya me había puesto en marcha.

Hu, so, oce, andlleg, esdo, pod... esa maldita humana me iba a matar con sus pensamientos. ¿Una persona normal pensaba tanto? No recordaba haber "escuchado" unos pensamientos tan pesados como los suyos, ¡y encima no los podía descifrar!
Descarté la posibilidad de que sus pensamientos se atropellaran por su nerviosismo, ella ahora estaba muy tranquila andando como si nada.
Tuve la necesidad de tirarme de los pelos, pero no lo hice.

- Cállate ya... -Dije en un gruñido que ella pudo escuchar.

Me quedé quieta en mi sitio, con el ceño fruncido, extrañada. Miré a todos lados, allí no había nadie, nunca había nadie. Ni siquiera tenía vecinos. Me giré hacia el chico, confusa.

Es que ni siquiera hablaba por teléfono para estar mandando a callar a alguien con quien hablase.

-Pero si no he dicho nada...-dije, azorada.

Estupendo, creía que lo había pensado. Se ve que me había confundido tanto que había acabado evidenciándolo en el exterior, pero en ese momento ya estaba tan desconcertado que ni pensaba en las cosas que decía o hacía.
Nunca pensé que el "daño" psicológico fuese más fuerte que el físico.

- No... pienses...

Eso me dejó aún más desconcertada. ¿Que no pensara? Pero... Eso sí que no había por dónde cogerlo. Que no pensara... De verdad, ¿Por qué me decía eso? ¿Qué sabía si yo estaba pensando? ¡No entendía nada! Por eso mi mente se bloqueó un poco y dejó de pensar, como si le hubiese obedecido inconscientemente.

Sacudí la cabeza para espabilarme y me acerqué un poco a él.

-Oye, ¿Te encuentras bien?-pregunté un tanto preocupada.

Por un momento creía que iba a comenzar a darme cabezazos contra el asfalto, cuando la chica empezó a crear un lío en su mente, hasta que de pronto se quedó en blanco. Sentí un gran alivio. Era como la mar en calma tras una devastadora tormenta.

- Sí, estoy bien... -Dije, un poco mareado.

Me mordí el labio inferior, parecía mareado. Acabé por acercarme a él del todo e instintivamente le puse una mano sobre el brazo. Ahora sólo pensaba en él, es que mi empatía era demasiado y parecía frustrado.

-¿Estás seguro? ¿No quieres sentarte?-pregunté, a ver si se iba a caer.

La humana se acercó a mí y puso una de sus manos en mi brazo.
Me quedé tenso en mi sitio, con la vista clavada en el suelo. No había tenido a una humana tan cerca desde que ataqué a esa rubia en Seattle y ahora ella se acercaba a la boca del... vampiro, en este caso.

Mis ojos se tornaron de un verde pistacho y alcé la mirada hacia la chica, con una pequeña sonrisa de diversión en el rostro. No contesté a su pregunta, solo la cogí de la mano sin ningún tipo de cuidado para comprobar su reacción a mi tacto.

- No deberías acercarte a los desconocidos... ¿no te lo dijo tu madre? -Mi tono era sarcástico e inquietante.

El chico parecía tenso, pero su reacción me extrañó. Había bajado la cabeza pero me miró luego sin levantarla, sonriendo de una forma que me dejó confundida.

Además no me contestó a mi pregunta, parecía estar mejor. Lo que hizo fue sujetarme la mano con la suya, que se me antojó fría, demasiado. Y su comentario me dio escalofríos sin saber por qué. Y por otro lado, había mentado a mi madre, un tema que no me agradaba nada.

-No hables de mi madre.-dije con gesto serio e intenté soltar mi mano, pero es que lo hice de tal forma que me caí al suelo de morros.-¡Ay!

¡Qué daño, qué daño, qué daño! ¡Cómo me dolía la boca! Me llevé una mano y... Mierda, me había hecho sangre. A mi parecer me había roto un labio.

La chica se soltó de mí tras hacer un movimiento de muñeca y, después de rechistar, se cayó al suelo. Pude oler perfectamente la sangre que le salía del labio y me agaché lentamente a su lado, aún sonriendo, solo que ahora mostraba un poco los dientes.
Le "obligué" a levantarse del suelo, empujándola un poco por la espalda y acerqué mi cara a la suya para pasar después mi lengua por sus labios, por donde le brotaba la sangre.

- Delicioso... -Susurré con mi boca a pocos centímetros de la suya.

Me había dado un poco la vuelta y erguido con un brazo mientras seguía tocándome la boca, viendo cómo se me seguía manchando la mano de sangre. Y entonces noté su brazo levantándome completamente del suelo, haciéndome pensar que intentaba ayudarme... Qué ilusa, algún día tendría que aprender que no toda la gente era tan dada a ayudar como yo.

Lo que hizo fue mucho peor que lo que yo esperaba. Me dejó sentada y se me acercó, hasta el punto de pasar su lengua por mis labios. Y luego se quedó cerca, demasiado cerca. Qué miedo empecé a sentir en aquel momento.

Me hice hacia un lado para apartarme de él y trastabillé con mis pies para ponerme de pie. Me giré hacia él y lo miré con la furia y la confusión mezcladas en mi cara.

-¡¿Pero qué demonios haces?!-grité.-¡¿Estás loco?!

Notaba cómo la sangre seguía saliendo de mi labio y resbalaba por mi barbilla.

¡Mierda, esto no para!

Su reacción a lo que hice fue más interesante de lo que pensaba. Me levanté ágilmente y sin esfuerzo mientras ella se liaba con sus propios pies para apartarse en vano de mi lado. Me acerqué lentamente a ella hasta que volví a estar frente a frente con la humana, volviendo a estar confuso por lo que ella pensaba, aunque me podía hacer una clara idea de que se refería a la sangre.

Me incliné un poco para estar a su altura y pasé el dedo índice de la mano derecha por su barbilla, fue tan sutil que cualquiera que nos hubiese visto por la calle hubiese pensado que le estaba haciendo una caricia. Después ese dedo me lo llevé a la boca y saboreé la sangre.

- Tienes una sangre muy exquisita y muy peligrosa, ¿lo sabías?

Se acercó a mí de nuevo y pasó un dedo por mi mejilla. Me había quedado un tanto paralizada de la confusión.

Este tío es un violador...-pensé, pero lo otro que dijo me dejó más confusa aún.

-¡No me toques, déjame en paz!-grité alejándome de él. Pero no podía permitir que viese dónde vivía, por lo que me di la vuelta y eché a correr hacia el pueblo.

Off: te voy a violar hasta los ojos, fíjate tú xDD

- Demasiado tarde para pedirme eso... -Gruñí en un tono alto y corrí tras ella. En medio segundo ya la tenía agarrada, tapándola la boca, y me la llevé de nuevo dentro del bosque.

La dejé tirada en un montón de helechos y me miré la mano con la que momentos antes le había tapado la boca. Lamí la sangre que se había quedado en la palma de mi mano y volví a mirar a la humana.

- ¿Qué haré primero contigo...? -Pensé en voz alta mientras me ponía a andar a su alrededor. Me puse de rodillas delante de ella a una gran velocidad y la tomé de la barbilla, haciéndola mover la cabeza de un lado a otro mientras hablaba.- ¿Beberme tu sangre y hacer luego con tu cuerpo lo que me plazca o viceversa...? -Sonreí ampliamente, con una pequeña chispa de picardía.

OFF.- Sin comentarios... XD

¡¿Qué demonios...?! ¡¿Qué había pasado?! No había corrido nada cuando sentí que me agarraba y me tapaba la boca, por lo que no pude gritar. Y sin darme cuenta, ya estábamos en el bosque otra vez. Ahora sí que no entendía qué pasaba, lo único que tenía claro era que aquel hombre no tenía buenas intenciones.

Me dejó tirada en el suelo y yo me senté rápidamente, pero enseguida estuvo de rodillas junto a mí y agarrándome de la barbilla. ¿Por qué decía aquellas cosas? ¿Beber sangre? Los vampiros no existían... Pero él era muy rápido, y hablaba de beber mi sangre...

En aquel momento no podía concentrarme en nada, estaba aterrada y empecé a llorar.

-Por favor, no me hagas daño...-sollocé.

¡Por fin una humana que me suplicaba! Parecía que todas en Estados Unidos tenían el orgullo muy alto, pero al fin había dado con una muchacha que lloraba por su vida.
Intenté parecer inocente, mirándola de una forma dulce, pero visiblemente fingida por una mezcla de ironía que había en mi mirada.
Le aparté las lágrimas de los ojos con los pulgares de ambas manos y sonreí, un poco sádico.

- Oh, vamos, pero si vamos a disfrutar los dos, pequeña...

Qué mal me empezaba a sentir ahora, tenía como un nudo en el estómago y otro en la garganta que me atravesaban de tal forma que parecía que me iba a dar un ataque. El contacto de sus dedos al quitarme las lágrimas de los ojos me hizo estremecer.

Me alejé de él hacia atrás, arrastrándome por el suelo aún llorando, pero sabía que así no iba a conseguir nada.

-No...-dije solamente, el nudo de la garganta me impedía hablar.