Buscando soluciones rápidas... (cualquier licántropo)

Off: lo que tu digas xd el post es una mierda pero la verdad es que poco tengo que hacer

Esquive su golpe como pude no iba a caer dos veces en lo mismo pero deje la pierna del vampiro y me aparte al oler a la la humana dios la tia era insistente. Me quede mirando al vampiro y a la humana permaneciendo alerta y esperando a ver si la humana se iba o no. Me estaba empezando a cansar de todo esto.

Agradecí mi estado de ánimo en aquella situación porque así no me leería la mente. Bajé la cabeza y miré al suelo mientras me levantaba de éste.

-Está bien, me iré.-murmuré con voz alicaída. Pasé al lado de Alexander y, cuando estuve a su espalda, hice un gran esfuerzo y me subí sobre él, enganché mis brazos en su cuello y mis piernas en su abdomen.-Pero no sin ti.-dije, así le costaría soltarse por no tener brazos y el lobo no lo atacaría.

No podía escuchar nada de lo que pensaba Genevieve, y eso me mosqueaba mucho. No sabía lo que iba a hacer y me asustaba-por su salud, claro-.
Sentí sus brazos rodeando mi cuello y luego se subió encima de mí, a caballito. Solté un gran gruñido de frustración. Había estado tan cerca... podría haber rozado incluso la mano de Adrianne, pero ahora lo veía todo tan jodidamente eterno... Decidido, la próxima vez iría a los Vulturis, así esta chica humana no podría alcanzarme.
Me agaché un poco para que Genevieve pudiese coger mis brazos y comencé a caminar, cojeando, por donde había venido. Esa chucha no podía matarme si tenía a Genevieve en la espalda. Era frustrante.

Si hubiera podido me habria reido de lo comico de la situacion. La humana subida a caballito del vampiro cojo y sin brazos llevando lso brazos de él. Me di media vuelta y me fui corriendo de alli ahora ya no podria matarlo almenos no esta vez.

Off: Yo ya me voy del tema

Suspiré, aliviada, cuando Alexander se agachó junto a sus brazos. Los cogí con un brazo mientras el otro seguía enganchado en su cuello. Luego se echó a andar y volví a suspirar, dándome cuenta de que el lobo se marchaba.

No dije una palabra durante un largo rato en el que apoyaba la cabeza en su espalda. Me sentía muy cansada sin saber por qué.

-¿Por qué has hecho eso?-susurré al fin.-¿Por qué ahora?

Seguí caminando en silencio, pensando y maldiciendo en mis pensamientos la aparición de Genevieve cuando la loba estuvo a punto de matarme y darme lo que quería. ella también estaba en silencio, pero alterada, y no sabía en lo que estaba pensando hasta que habló.

- ¿Qué quieres decir con ahora? -Dije con el ceño fruncido.

No respondí enseguida.

-Llevas muchos años, supongo, haciendo... Haciendo daño a los humanos. Y no parecías dispuesto a cambiar eso.-hice una pausa cerrando los ojos un momento.-Y ahora querías... Querías...-mi frente se posó entonces en su espalda mientras sollozaba.-Al final sí que sigues haciéndome daño.

- Una muerte se acaba superando, Waltz. -Decidí comenzar a usar un método más lejano. Debía separarme de ella, si no podía hallar la muerte, sería de otra forma. No estaba nada seguro de lo que había dicho. En mis 436 años de vida nunca, nunca había pasado un día sin recordar a Adrianne. Apreté los dientes y continué hablando.- Uno se acaba cansando de vivir para siempre. Todos días la misma rutina.

Continué caminando , alejándome de los acantilados.

Volví a quedarme callada un momento mientras veía cómo nos alejábamos de los acantilados.

-Pues entonces deberías haberme matado.-dije con un tono enfadado mientras me bajaba de su espalda. Deposité sus miembros superiores en el suelo y me acerqué al acantilado.-Ponte tus brazos.

Miré hacia abajo y se me cortó la respiración. Alto, muy alto... Retrocedí un pequeño paso y me senté, mirando hacia el horizonte.

Puso mis brazos a mi lado y me senté en el suelo. Me pegué como pude el brazo izquierdo en su hombro correspondiente y me quedé quieto un rato, esperando a que se me quedase al menos un poco. Luego hice lo mismo con el derecho.
Tenía los brazos inutilizados, aún no se habían unido del todo, pero al menos así no parecía algo raro andando por las calles.
Me quedé mirando a Genevieve unos instantes y luego me acerqué a ella.

- Levántate. Te llevo a casa.

Miré un momento por encima del hombro a Alexander para ver cómo se pegaba los brazos -era algo muy extraño- y después volví a mirar hacia delante. Después me puse a cuatro patas y me acerqué un poco al bordillo para luego hacerme hacia atrás otra vez.

Se había acercado y lo miré un momento, con el ceño fruncido, para después apartar la vista otra vez.

-No quiero.-mascullé.

La hubiese obligado a levantarse si no hubiese sido porque tenía los brazos completamente inertes. Tendrían que pasar un par de días para que volviesen a la normalidad...
Miré a Genevieve con el ceño fruncido y me di la vuelta.

- Como veas. -Me encogí de hombros, pero preferí haber omitido ese movimiento. Me cagué en la puta por lo bajini por el dolor que me había causado el encogerme y comencé a caminar hacia Forks.- Entonces ya nos veremos en otra ocasión. -Iba a decir vida, pero supe que si lo decía me perseguiría de nuevo.

Se marchaba, otra vez. Era un mentiroso, no me quería, sólo quería a su difunta esposa. No lo culpaba, pero no me parecía justo que me hubiese mentido.

Mentiroso, mentiroso, ¡Mentiroso!-pensé con rabia, y esperaba que él hubiese escuchado.

Mi ceño se frunció aún más y me levanté del suelo, miré de nuevo hacia abajo y tragué saliva cerrando los ojos. Retrocedí un par de pasos pensando en que estaba completamente loca.

-Lo dudo mucho.-dije y eché a correr hacia el borde del acantilado.

Escuché sus pensamientos claramente. No entendía muy bien por qué me llamaba mentiroso, pero me daba... igual. Me iba a ir de allí, y esta vez para siempre. Quizás no intentaría matarme de nuevo, pero sería lo mejor para todos.
De pronto escuché movimiento a mis espaldas y un nuevo comentario de Genevieve. Fruncí el ceño y me di la vuelta con sorpresa, pero me dio tiempo a reaccionar. Corrí hacia ella e intenté detenerla con todas mis fuerzas, que eran casi nulas, de forma que los dos caímos del acantilado.
Lo único que pude hacer fue pegarla fuertemente a mí, poniendo mi cuerpo de escudo para evitarle el impacto de su cuerpo contra el agua.

¡Mierda!-pensé mientras caíamos. Se me había puesto delante y ahora me agarraba para no hacerme daño.-¡Maldita sea!

Caímos al agua finalmente y nos arrastró la corriente y me golpeé en la espalda porque él me agarraba de frente. Sentí cómo me arañaba los brazos e intenté nadar hacia la orilla mientras el agua me pasaba por encima de la cabeza.

Solté a Genevieve cuando caímos al agua y ella empezó a nadar hacia la orilla mientras la corriente nos arrastraba. Las dos cosas que odié en ese momento fueron:

1.- Que no me pudiese ahogar allí mismo.
2.- Que el chaleco y la camisa fueron arrastrados por la corriente. No me haría ni puta gracia caminar sin la parte de arriba, eso lo hacían esos chuchos de mierda.

Ayudé a Genevieve a llegar a la orilla, aunque los brazos seguían sin responderme del todo y me doliesen inimaginablemente. Una vez allí me senté en el suelo, con la cabeza agachada del cansancio que había supuesto usar los brazos.

Alexander me ayudó a salir del agua y lo odié porque me tocara otra vez. Cuando llegamos a la orilla lo miré y me mordí el labio inferior al verlo semidesnudo, tuve que apartar la mirada porque me estaban entrando calores. Su cuerpo era perfecto.

-¡No me vuelvas a tocar!-grité furiosa, intentando olvidar todo lo anterior. Luego me quejé y me miré el brazo.-Ish, ay...-murmuré. Tenía varios cortes con sangre manando poco a poco.

Me pasé las manos por la cabeza para quitarme el agua del pelo, aunque no me molestara y miré a Genevieve sin ninguna expresión en el rostro, aunque no pude evitar ponerme frenético al ver y oler la sangre que salía de sus brazos. No había reparado en ello cuando estábamos en el agua, pero ahora qeu estábamos en el exterior era algo que me mataba. Mis ojos tomaron un color más oscuro aún, casi siendo del color azabache al que se adaptaban los ojos de los vampiros de la zona. Apreté la mandíbula, mirando de nuevo al suelo. Contrólate, contrólate... me decía a mñi mismo en mi cabeza.

- Deberías limpiarte eso. -Cerré los ojos fuertemente y encogí las rodillas, escondiendo la cabeza entre ellas, como si eso amortiguara el olor de la sangre. Sentía mi garganta arder como el infierno, pero debía controlarme o mataría a aquella chica...

Oh, Dios, la sangre...-pensé mirándolo a él un momento y después mis a brazos, con una cara de sorpresa en mi expresión. Fruncí los labios y mi mirada se se tornó frustrada.

-¿Por qué?-dije girándome hacia él sin levantarme del suelo.-¿Porque si no me matarás? Adelante, hazlo. Ése era tu propósito la primera vez que me viste, hazlo. Ahora incluso tienes mi permiso.-le dije con un tono de ira de contenida.

Negué con la cabeza, con ésta aún oculta entre mis rodillas y apreté también los puños, sin importarme que aquel movimiento me doliese.

- No. -Contesté cuando me vi capaz de ello y después me levanté, conteniendo la respiración inútilmente y volví a mirarla, esta vez con una expresión que denotaba enfado.- Prefiero que mueras desangrada. -Escupí las palabras, pero yo sabía perfectamente que no quería que muriese. Era lo único que podía hacer para que me odiara y rehiciese su vida, sin un vampiro de por medio, aunque en Forks eso fuese difícil.

Me levanté del suelo para encararlo, dándome la vuelta y haciendo una mueca de dolor. Me dolía mucho la espalda. Me acerqué a él y levanté uno de los brazos.

-Quieres seguir haciéndome sufrir entonces.-sollocé.-Vamos, mátame y todo acabará deprisa. Eres un vampiro asqueroso, me dijiste que me querías pero... No lo demuestras.

Mostré una sonrisa irónica y me aparté a un lado para evitar el brazo ensangrentado. Intenté convertir la sed en ironía, aunque sentía que ya no podía más.

- ¡Hay que ver lo inocentes que sóis los humanos! -Bufé y miré a Genevieve, bajando un poco la vista para mirarle a los ojos.- Os lo creéis todo. ¿Qué pasa? ¿Que si te hubiese dicho que soy el hombre-araña me hubieses creído? -Comencé a reírme como un loco.

Sentí una punzada en el pecho, aquello me había dolido, y mucho. Me llevé una mano temblorosa a los labios, lo había besado voluntariamente y él me había correspondido con tanta suavidad y dulzura... O quizá eso me había parecido a mí.

Mi labio inferior empezó a temblar y lo mordí para que él no pudiera verlo. Su risa me hizo aún más daño.

-Eres asqueroso.-mascullé con la voz temblorosa.-Esto sí que... Estupendo, ya tienes otra idea más para hacer daño a tus víctimas, y más eficaz.-dije rabiosa.-Te aseguro que el dolor físico no tiene nada que ver con el que me has causado tú a mí.-hice una pausa en la que respiré hondo de forma nerviosa.

Seguí mostrando una sonrisa irónica, aunque sentía cómo algo se derrumbaba en mi interior. Me lo tenía merecido y, de hecho, esas palabras son las que quería oír de su boca. Ahora solo quedaba escuchar un "te odio" y así podría marchar para siempre.
Si tan solo ella supiese que todo esto lo hacía por su bien... si tan solo fuese capaz de comprenderlo, entonces ninguno de los dos sufriría como lo estábamos haciendo entonces.

- Me alegra haberlo conseguido. -Respondí.- Desde luego que seguiré usando ese método, disfrutaré con ello como lo estoy haciendo ahora.

Vale, ahora sentía arcadas. Me sentí sucia por haberlo besado, ahora sí que me quería morir. Me dejé caer de rodillas sobre la arena tapándome la cara. Solté un gruñido y un grito de rabia, frustración y dolor.

-¿Cómo has podido hacerme esto?-murmuré.-¿Sólo porque te arrebataron a tu esposa?

En realidad no preguntaba, sólo reflexionaba en voz alta.

-Te odio, ¡Te odio! ¡Asqueroso chupasangres, maldigo el día en que intenté ayudarte!