Así que esto es Forks... (Libre)

Me fuí acercando a mi presa, sentí su miedo, la tenía acorralada. Inhalé el maravilloso olor de su sangre, la sangre nunca me había parecido apetitosa pero en ese momento no cambiaría nada del mundo por ella...
Lynn retrocedió, yo y mi negra mirada la asustaban, como debía ser. Me acerqué a ella, agarré su brazo y sonreí mostrandole mis colmillos... Entonces habló ¿... Kate? la voz le temblaba.

Miedo... Ella me temía... Porque yo era un monstruo...

De repente me di cuenta de lo que estaba haciendo, solté su brazo y me alejé lo máximo que pude de ella, tapandome la nariz para ahogar su esencia. Yo era un monstruo, había estado a punto de matar a esa pobre chica, que encima me caía bien. Mi garganta quemaba como si me huvisen metido un hierro candente cuello abajo, pero lo ignoré... En estos momentos solo podía pensar en lo repugnante que era y en el miedo que debía de tener Evelyn.

- Yo... Lo siento... de veras. ¿Está bien? - No era la pregunta más apropiada y encima mi voz sonaba casi como un gruñido- Lo siento mucho... Yo no quería... Solo soy una neófita... Me descontrolé...- no sabía si le estaba pidiendo perdón a ella o a mi misma.

Kate no parecía Kate, no parecía una persona, era como si de un momento a otro me fuese a devorar, o al menos eso es lo que me hacía pensar su mirada, la mirada de un depredador hambriento. Se me heló la sangre de pensar que de un momento a otro me podría atacar pero... ella era una persona, una humana... había oído hablar de ataques de canibalismo, pero jamás pensé que yo iba a sufrir uno. Miedo, impotencia... eso sentía, el miedo me había paralizado las piernas y no podía echar a correr.

De pronto, mi amiga paró, retrocedió y se tapó la nariz. ¿Qué hacía? ¿Me había gastado una broma?
No... su rostro reflejaba miedo también, ¿miedo? ¿Me tenía miedo a mí? ¿Por qué?
Todas esas preguntas hallaron una respuesta cuando Kate habló, con una voz ronca, en algo que parecía un gruñido. ¿Pero y esas respuestas?

- Espera... -Dije mientras intentaba levantarme, consiguiéndolo tras mucho esfuerzo.- ¿Qué quieres decir? ¿Neófita? ¿Descontrol?...

Me costaba mucho controlarme para no atacarla, pero me obligué a ser fuerte y aguantar el dolor abrasador que me provocaba la presencia de Lynn.
- Sabes... Será mejor que no sepas lo que quiero decir... - dije, aunque en realidad lo que pasaba es que me daba miedo contárselo- Yo... Creo que tengo que irme, si me quedo pondré en peligro tu vida- pero hacerlo no era tan fácil como decirlo, el recuerdo del olor de la sangre aún estaba presente en mi mente y me impedía marchar de ahí.

Las palabras de Kate me tenía confusa, muy confusa. ¿Poner en peligro mi vida? ¿Por qué decía eso? Antes parecía que me iba a comer o algo, pero suponía que no iba a hacer eso... ¿no?

- Quiero saberlo, quiero saber lo que quieres decir. -Insistí. ¿Y si resultaba que Kate estaba en alguna banda callejera peligrosa? Debía ayudarla en todo lo posible...

- Si te lo cuanto me odiarás, me temerás... Y yo no quiero eso - dije con un hilo de voz, ahora que estaba ás calmada el olor de su sangre había empezado a disiparse de mi mente así que podía pensar con mayor claridad- Si te lo cuanto no querrás volver a verme jamás... - dije con amargura.

- ¿Cómo estás tan segura...? -Pregunté, con cierta inseguridad. Parecía algo gordo.- Mira... yo quiero tener amigos, pero con mis amigos no me gusta tener secretos... -Me sentía algo tirana por obligarla a contármelo. Kate parecía incómoda, pero tampoco quería que estuviese incómoda por culpa de mis principios morales.- Aunque, bueno, si no quieres decírmelo yo te lo respeto. -Intenté sonreír.

Que yo supiese, solo odiaba a mis tíos, jamás había odiado a otra persona que no fuesen ellos.

- No es eso... Es que... Si te lo cuento ya no querrás ser mi amiga- Entonces reí- Uhh... Que infantil ha sonado eso...
Entonces pensé No se lo puedo decir pero igual ella puede adivinarlo...- Si de verdad quieres saberlo... No te lo diré, tendrás que adivinarlo tu ¿que te aprece?- Esperaba que no se lo tomara mal, pero Jake me dijo qu no podíamos revelar nuestra existencia...

¿Que ya no querría ser su amiga? Eso era una tondería... fuese lo que fuese yo quería seguir siéndolo.

- ¿Hipótesis? -Ladeé la cabeza, pensando y me acomodé el brazo derecho, que aún me dolía de la caída.- Pues... he pensado en bandas callejeras peligrosas, como los skinheads, o sino una banda satánica... -A lo mejor sonaba algo ridículo, pero eso era a todo lo que llegaba, porque si la decía "o también en vampiros" podría reírse en mi cara, ya que éstos no existen.

-Noo... Frío frío, no se trata de bandas- dije riendo para ocultar mi nerviosismo ¿De verdad quería que lo adivinara?

- No se trata de bandas... -Dije, llevándome la mano izquierda al mentón y pensando.- ¿Y de seres extraordinarios? Como Spiderman, Superman, Drácula... -Aunque éste último existió, solo que no era un vampiro, sino un hombre que empalaba personas. Todo eso lo dije para romper el hielo y reírnos un rato por pensar esas locuras.

Al principio reí, pero luego me quedé como helada- Si, con los seres extraordinarios has acertado más, pero no soy ninguna mujer araña... La verdad es que me dan miedo las arañas- luego tragué saliva- Tampoco puedo volar ni me afecta la criptonita, así que por descarte solo nos queda una opción...

Kate se quedó estática cuando mencioné a Drácula, y eso junto a lo siguiente que dijo hico que me quedase boquiabierta. Si el asunto no hablaba de arañas, ni de criptonita... eso significaba que entonces... ¿los vampiros existían de verdad?

- ¿Te estás quedando conmigo? -Pregunté, sorprendida.

- Ya te había dicho que no era algo bueno - le recordé con tristeza- Si quieres... Si quieres puedes marcharte, no te juzgaré por ello.- le dije, no podría soportar que se sintiera obligada a estar a solas con un monstruo.

Vale... era difícil hacerse a la idea de que unos seres fantásticos pudiesen existir, cuando llevas toda tu vida pensando que simplemente era una buena idea para un disfraz de Halloween y otra muy buena para meter miedo a algunos niños. Los vampiros existían, yo estaba en frente de una de ellos, pero no sentía miedo (cuando me quiso atacar sí, pero ahora ella estaba tranquila), al contrario, sonreí.

- No me voy a ir. -Negué.- Me voy a quedar contigo. Eres mi primera amiga en Forks, y además eres una vampira. -Me sonaba extraño decirle eso a alguien, pero es que era lo que era.- Vas a tener que aguantarme todo el tiempo que esté en Forks. -Bromeé.

No pude evitar sonreir como si fuera tonta- Gracias... Muchas gracias...- entonces decidí que si iba a ser mi amiga tenía que contarle un par de cosas- Mira Lynn, te voy a contar porque he venido a Forks: Un día cualquiera me fuí de fiesta con mis amigas y nos encontramos a mi ex, como se había portado mal conmigo intenté ponerle celoso con un tío muy guapo que había por ahí, pero me emborraché y el chico guapo, que tresultó ser un vampiro, lo aprovechó y me convirtió.
Cuando me desperté estaba en un callejón asqueroso detrás de la discoteca y cuando llegué a casa me diejeron que llevaba tres días desaparecída, me los había passado "durmiendo" en el callejón.
Una semana después huí de mi casa porque pensaba que me había vuelto loca, no comía, no dormía, tenía los ojos rojos... Así que fuí a Forks para quedarme en casa de un amigo mío, Jake, que vive en La Push. - ahí varié un poco la historia para no mencionar a los licantropos- Un vampiro me encontró, me contó lo que era y me dijo que había una alternativa a beber sangre humana... Podía aliamentarme solo de sangre animal, así que ahora me estoy "Reabilitando", aunque me cuesta un poco. - sonreí a modo de disculpa- Por eso te he intentado atacar antes, pero tu tranquila, intentaré que no vuelva a pasar.

Sonreí de vuelta a Kathe. No tenía por qué agradecérmelo e iba a reprochárselo, pero entonces me explicó todo lo que le pasó para ser un vampiro y acabar viviendo en La Push.

- Oh... -Por un principio solo pude decir eso. Aún me resultaba bastante extraño hacerme a la idea de que los vampiros existían de verdad, y que pasaban tan desapercibidos por la sociedad.- Lo siento, Kate, lo has debido pasar muy mal... -Sonreí de nuevo, pero no tanto como antes.- Si crees que hay algo que yo pueda hacer -aunque la verdad, lo dudaba- házmelo saber. -Ofrecí.- ¿Dónde vivías antes de ir a la reserva?

Ella se ofreció a ayudarme- Gracias, pero para mi ya es mucho que aún quieras ser mi amiga - dije sonriendo- Antes vivía en las afueras de Los Ángeles, conocí a Jake porque mi abuela vivía aquí y la vsititábamos casi todos los veranos.- luego puse una sonrisa de culpavilidad y dije- Por cierto... No era verdad que estaba resfriada, no puedo enfermar, solo que me daba miedo quedar contigo, por si te pasaba algo.

Hombre, pensaba que no podría hacer nada, pero tampoco era demasiado ser su amiga... al menos para mí no lo era, quizás a ella le costara más por si me caía como me había pasado antes o algo.

- Ah, no te preocupes... ahora lo entiendo todo mejor. -Me quedé callada un momento y luego dije de broma.- En cierto modo yo soy como una enfermedad que te acecha.

- Mmmm... ¿Crees que si voy a la farmacia me darán un jarabe contra ti? - dije riendo, pero después me puse séria- En realidad soy yo la que soy como una enfermedad acechándote, y creo que no hay antídoto...

- En una farmacia no creo, pero te aseguro que si le preguntas a mi madre por un antídoto para librarte de mí, te dará lo que usa para espantarme. -Reí y escuché lo siguiente.- ¡Oh, no! Bueno, tengo unas defensas bastante buenas, no creo que me pase nada. -Y puse cara de póquer. En realidad mis defensas eran las más inútiles que había visto nunca, pero tampoco importaba mucho.

- Bueno, pues un día de estos me presentas a tu madre eee...- reí más- Así que tienes buenes defensas... Eso es bueno.- luego noté que ya no sangraba y me destapé la nariz, el ambiente ya no estaba tan impregnado del aroma de su sangre así qeu no fue muy difícil ignorarlo.- ¿Cual es tu comida favorita?

Seguí riéndome con Kathe y paré un poco para contestarla.

- Sí, te la presentaré cuando dejemos la casa bien de la mudanza y ella esté más tranquila. -Cogí aire.- Ehm... vale, te seré sincera, en realidad mis defensas son malísimas, pero creo que tienen algún tipo de fuerza para no "enfermar" de vampirismo. -Ni yo mísma entendía lo que estaba diciendo. Alcé una ceja y volví a reírme, esta vez de mí misma.- ¿Mi comida favorita? Tengo muchas: canelones, macarrones con queso, lentejas, pizza, calamares... pero sobre todo me gusta mucho el queso. -Luego me asaltó la duda.- ¿Cuáles eran las tuyas cuando eras humana?

- Mmm... Tienes unas defensas bastante peculiares - dije. La verdad es que era la única respuesta que se me había ocurrido- A mi me encantaba el chocolate, el merengue, el sorbete de limón, la paella, los macarrones con queso, la pizza... Ahora todo eso me da asco, saben fatal...

- ¿Os da asco la comida humana? -Pluraricé, hablando de todos los vampiros.- ¿Qué más peculiaridades tenéis? -Dejé volar mi imaginación a los cómics de Marvel y me aventuré.- ¿Tenéis superfuerza?

- Sí, tenemos mucha más fuerza que los humanos y también podemos correr muy rápido... Además somos casi indestructibles, podría tirarme desde un avión sin paracaídas y lo único que me pasaría sería que haría un gran surco en el suelo.- sonreí para quitar peso a todo lo que acababa de decir.