Llegada a casa.

- No sé, solo preguntaba. -Sonreí con diversión.- Y si tuvieses alguna alternativa para escapar de mí... ¿crees que te la diría? -Casi era una pregunta retórica. Quizás sí se lo diría o quizás no, depende de cuanta diversión quisiera.

Clavé mis ojos en los suyos para responderle.

- Sinceramente,no creo. Eres demasiado cobarde para exponerte de cualquier forma y yo demasiado débil para oponerme a ti. Por eso estás aquí,¿Verdad? Porque no te atreves a enfrentarte con alguien que esté en igualdad de condiciones contigo...-le dirigí una sonrisa impregnada de repugnancia.

Estaba demasiado cerca de mí y me ponía nerviosa.

Acerqué mi cara aún más a la suya y aún más satisfecho por lograr su incomodidad.

- No entiendes nada. Pobre humana... -Suspiré al mismo tiempo que negaba con la cabeza.- No venía buscándote, venía buscando cualquier tipo de sangre que llevarme a la boca y resultaste ser tú la de esta casa. -Luego estallé a carcajadas.- ¿Crees que me interesaría morder a un vampiro? Ilusa, eres demasiado ilusa.

Puse los ojos en blanco y contuve nuevamente la respiración cuando se acercó más.

- Aléjate de mí... -le pedí con voz levemente temblorosa.- Déjame...

A pesar de todo mantuve mi mirada en la suya e intenté quitar mi cabeza de entre sus brazos escurriendo la espalda por el respaldo del sofá.Pero estaba demasiado cerca...

- ¿Tanto te incomodo? -Inquirí.- ¿Por qué no pruebas a hacer algo más interesante como... intentar apartarme?

Si bien me gustaba jugar con mis presas... pero esta estaba resultando de lo más complicada. Ni siquiera parecía importarle tener delante a un vampiro a punto de beberle hasta la última gota de sangre tras hacerla sufrir de la peor manera posible.

Mis ojos se desviaron por fin de los suyos y solté una risita irónica.Decidí no responder a la primera parte de lo que había dicho...no es que me incomodara,es que lo aborrecía.

- ¡Como si fuera a servir de algo intentar apartarte! -mascullé.- Aunque si insistes...

Alcé las manos y las coloqué con una mueca de asco en su pecho,presionando e intentando empujarle en vano.Daba igual cuánta fuerza pudiera hacer yo,nunca iba a lograr moverlo un solo centímetro.

Me hizo aún más gracia que lo intentase y decidí comenzar a jugar, pero en un ritmo más lento.
Me aparté unos centímetros de ella, mostrando una cara de falsa sorpresa, aunque ella no pareció darse cuenta de mi movimiento.

- ¡Oh...! Parece que lo has conseguido un poco. Prueba de nuevo.

Se había movido un poco,pero el tono en que me incitó a intentarlo de nuevo no me gustó nada.Dejé de tratar de apartarlo para centrarme en escapar sin tener que tocarle más.

- Mejor no. -repliqué.- Tú te aburres mucho,¿verdad?

Alcé una ceja al mirarle y agaché la cabeza de forma que pude sacarla de entre sus brazos y deslizarme fuera de su alcance.No me paré para pensar en nada,me limité a salir corriendo del sofá y dirigirme hacia otro lugar de la casa donde pudiera conseguir fuego,aunque él no podía saber dónde iba ni qué cosa quería coger.¿O si?

Asentí.

- Quizás demasiado, pero es por culpa de gente como tú. -Le culpé sin pelos en la lengua y observé cómo se escurría entre mis brazos y salía corriendo hacia otra dirección de la casa.

Esta vez lo único que pude hacer fue seguirla. Solo sabía que aún buscaba fuego, pero no pude predecir hacia dónde se dirigía, ya que ni siquiera lo pensó, aunque para saber dónde estaba ella no dependía solo de mi don, sino del olfato y el oído.

Corrí hacia el desván y abrí el armario donde al visitar las distintas partes de la casa me había fijado que había una botella de gasolina.Mi madre la dejó allí como reserva o algo así.También cogí la caja de cerillas y me quedé de pie junto al balcón.Cerré los ventanales de éste con rapidez.

- ¡Me alegra oír eso! -anuncié desde lo alto de las escaleras,porque él no tardaría en llegar.

Prender fuego a la casa no era una buena idea por varias razones: Yo podía arder también,si aquello se derrumbaba no tendría a dónde ir,probablemente el maldito vampiro se las arreglara para salvarse...Era demasiado arriesgado y yo me estaba agobiando.La única opción después del fuego era huir,buscar a alguien por la calle,encontrar a los licántropos,cosa que no sería muy difícil,ya que la Push era el pueblo de la especie.

La chica daba vueltas y vueltas, agobiada, se le notaba incluso en los pensamientos, que se procesaban con rapidez y a la vez con torpeza. Cogió una botella de alcohol y un paquete de cerillas, así que volví a la carga para hacerme con eso, que parecía insignificante, pero que para mí era una muerte segura. La chica pensó en una forma de matarme, pero su condición humana tendía a preocuparse por su casa y por ella. Aquello me cedió el tiempo que necesitaba para llegar al balcón con ella, rompiendo más ventanales.
Le di un manotazo a la mano en la que ella llevaba la botella de alcohol, de forma que ésta salió al exterior y cayó al suelo. Volví a meter a la chica conmigo en la casa mientras le apretaba con fuerza las dos muñecas para evitar que hiciese algo con las cerillas que aún sostenía en la mano. Estaba comenzando a enfurecer, pero aún así no borré la sonrisa de mi cara, aunque el color de mis ojos, más amarillento que de costumbre cuando estaba furioso, podría inquietar a cualquiera.

- Te aseguro que como saques una cerilla lamentarás que tu madre se haya abierto de piernas. -Arrastré las palabras en una voz ronca, apenas abriendo la boca para hablar, pero el mensaje fue legible.

Off: lo siento por la expresión, Alexander es demasiado brusco...

Forcejeé con sus manos para soltar mis muñecas y no conseguí nada,como siempre.Sus ojos me daban miedo,estaban adquiriendo un aspecto lo suficientemente extraño como para hacer que mi terror se hiciera incontrolable,y eso que había estado intentando controlarlo durante todo el tiempo. Entonces dijo algo de mi madre.

- Ni se te ocurra pronunciar una sola palabra de mi madre con esa asquerosa boca tuya.Nunca. -le espeté.

Intenté soltarme con más fuerza.Iba a prender las cerillas dijera lo que dijera él.

Apreté aún más las muñecas de la chica, haciendo lo mismo que le hice en Seattle, solo que esta vez le rompí las dos muñecas, haciéndole soltar las cerillas. Conseguí atrapar el paquete al aire antes de que cayesen al suelo gracias a mis reflejos vampíricos y guardé esa acumulación de muerte (una cerilla podría ser un vampiro menos) dentro de mi pantalón. Luego lancé a la chica fuertemente contra la pared para que se estuviese un poco quieta.

- ¿Ah sí? ¿Qué harás su vuelvo a decir algo de esa, eh? -Aquello ya sonó como un gruñido.

Dejé escapar un grito de dolor cuando me rompió las dos muñecas y me arrojó contra una pared.Me deslicé al suelo a través de la pared y me quedé sentada en el suelo sin apoyar las manos en él,reprimiendo nuevos gritos.Sabía que a él le encantaba que yo gritara,y no iba a darle ese gusto.

- Sabes que da igual con lo que te amenace,por eso estás tan tranquilo. -jadeé.

Cerré los ojos y me estremecí contra la pared.A estas alturas ya había deducido que él tenía alguna especie de poder con el que sabía qué estaba pensando yo.Así que tuve cuidado en no pensar en nada que pudiera ayudarme a escapar de él más tarde.

- Entonces no me incites a preguntarte... -Advertí, acercándome a ella de nuevo. Me agaché delante de ella, casi traspasando su mirada con la mía y sonreí un poco, con burla, pero me quedé en silencio, observando el aspecto aterrado que tenía la humana.

Le miré yo también a los ojos,sobre todo para vigilar los cambios en los suyos.Había aprendido a asociar sus cambios de humor con las transformaciones de los ojos.Reprimí nuevamente los gritos de dolor mordiéndome los labios hasta casi hacerlos sangrar e intenté ponerme en pie.

- Déjame en paz... -gemí.- Lárgate de aquí...

Conseguí incorporarme apoyándome en los brazos y corrí hacia la puerta.Había más cerillas por la casa.

La humana volvió a moverse. ¿Es que no podía estarse quieta ni un maldito segundo?
Decidí quedarme dentro de la sala y me senté en una silla que había, esperando a que ella volviese con algún artilugio inútil más. Podía fiarme de mi olfato, mi oído, mi vista y mi don, así que estaba de lo más tranquilo.

Llegué a la habitación que había abajo del desván e intenté coger las reservas de cerillas como pude.Me las apañé usando a duras penas los dedos,ya que los sentía agarrotados y cada movimiento que se comunicaba con las muñecas rotas era una tortura.Sollocé sin poder aguantar más el dolor y subí a la puerta del desván.Sin darle tiempo a reaccionar,y sabiendo que era mi única oportunidad de hacer algo contra él,cogí dos cerillas con la boca y las encendí contra la caja apoyada en mis manos temblorosas.Se encendieron las dos y las arrojé al interior del desván,todo de madera,con esperanza de que ardiera rápido.En un intento desesperado por provocar más fuego encendí dos cerillas más y las lancé al otro extremo de la habitación,cercando la única salida por el balcón.Pero la puerta,donde yo estaba,seguía abierta.Y el fuego se expandía demasiado despacio.No iba a lograr nada,aunque no por ello solté la caja ni las cerillas.

Desde la habitación pude escuchar un sollozo de la humana por el dolor de sus muñecas. Sonreí ampliamente al escucharlo y luego observé cómo volvía con las cerillas, en un vano intento de acorralarme por el fuego, que se propagaba de una forma demasiado lenta para su gusto.
Intentó dejarme sin salidas, pero no contó en que podía salir por donde ella estaba, que es lo que hice, y luego la empujé a ella dentro de la habitación. Rompí el pomo de la puerta que daba dentro de la habitación y la cerré con pestillo por la zona externa, donde estaba yo, a salvo del fuego.

- Será interesante saber qué harás ahora... -Susurré para mí mismo tras la puerta, aferrando el pomo por si el cierre fallaba y la humana intentaba salir.

En un momento yo estaba dentro,él fuera y la puerta sin posibilidad de ser abierta desde el interior.Ahora sí me parecía que el fuego se expandía rápido,ya que era yo la que estaba en peligro.Las cortinas ya se habían prendido,y la zona del balcón estaba ardiendo con fuerza,por lo que mi única vía de escape se anulaba.Tampoco podía coger nada e intentar sofocar el fuego,el dolor de las manos me estaba matando y apenas podía moverlas. Observé horrorizada cómo las llamas alcanzaban parte del mobiliario de la derecha.Si empezaban a quemarse los muebles no tardarían en hacerlo el techo o las paredes.Solo tenía una opción...Él.Y dudaba mucho que aquel vampiro idiota fuera a ayudarme porque estaría encantado de que me muriera allí mismo.Pero no podía dejar de intentarlo,se estaba desatando todo el miedo que había estado conteniendo durante la última hora.Y aunque odiara suplicar,aunque supiera de antemano que él se iba a reir e iba a ignorarme olímpicamente,lo hice.

- Por favor...Por favor,ábreme... -supliqué.- No puedo respirar...

Comencé a toser,interrumpiendo el resto de la frase,cuando una oleada de calor y humo negro procedente de las cortinas inundó la habitación.Me acurruqué en el rincón más despejado que encontré,el que estaba a un lado de la puerta cerrada,y traté de no respirar demasiado,aunque era imposible.Me estaba mareando y eso no debía significar nada bueno.Tuve que respirar una vez más y volví a toser a causa del humo.Cerré los ojos mientras una lágrima se deslizaba desde uno de ellos hasta mi barbilla.

- Por favor... -supliqué nuevamente,aunque no fue más que un susurro apagado.

Escuché con interés y diversión en el rostro cómo aquella ridícula humana suplicaba por su vida.

- ¿Qué? Ahora no eres tan gallita, ¿eh? -Comencé a reírme en una carcajada que inundó todo el piso de arriba mientras escuchaba toser a la chica. La verdad es que su sangre ya iba dándome igual. era divertido matar humanos, verlos sufrir, escucharlos suplicando por sus miserables vidas.

- No te voy a sacar de ahí, vas a apañártelas tú solita.

Escuché su voz y sus carcajadas con un estremecimiento.Estaba claro que él no iba a sacarme,de todas formas no había albergado muchas esperanzas al respecto.Tosí nuevamente y entonces algo se despejó en mi mente y supe que iba a morir.Al mismo tiempo se activó una especie de instinto de supervivencia que me condujo a ponerme en pie.Escondí la mitad de la cara en mi camiseta de forma que no pudiera respirar más humo y comencé a sortear cuidadosamente las llamas que se propagaban por la habitación,pasando de puntillas por los sitios que no estaban ardiendo.Al cabo de unos minutos,sudando y jadeando a causa del calor que desprendía el fuego,llegué junto al balcón.La cortina ya estaba tan carbonizada que no tardaría en caer,pero yo no tenía tiempo para esperar a que se desprendiera por sí sola.Un fuerte estallido a mis espaldas decidió por mí.Alcé la pierna y propiné una patada a la tela llameante.El fuego envolvió mi pierna un segundo,lo suficiente para provocarme varias quemaduras y nuevo dolor,pero la cortina se desmoronó al mismo tiempo que apoyé el pie otra vez en el suelo.Hubo otro estallido detrás mía,me sobresalté y salté en el mismo segundo en el que un trozo de madera se desprendía de la pared.Crucé con un grito varias llamas que me separaban del balcón y me apresuré a abrir este con brusquedad,haciéndome daño en las manos.Me caí al otro lado del cristal,tosiendo y sollozando por el dolor uniforme que provocaba punzadas por todo mi cuerpo,y me arrastré lejos de la habitación y el fuego hasta quedar acurrucada en un rincón del estrecho balcón respirando de forma agitada el aire del exterior.

Fue una lástima que solo pudiese guiarme por el oído, y no hubiese podido ver el espectáculo que había montado aquella insignificante humana.
Sonreí tras la puerta, esperando algún otro movimiento de esa chica, que parecía haberse quedado quieta en algún punto de la habitación.

Al cabo de un momento volvió a asaltarme la urgencia.Debía salir de allí o acabaría quemada viva de igual forma,ya que el fuego podría salir por el balcón abierto y alcanzarme.Así que me puse en pie con un jadeo y me encaramé a la barandilla de piedra blanca.Bajé primero una pierna,indecisa,hasta encontrar la pequeña cornisa.Cuando logré apoyar todo el pie,bajé el otro y me agarré con los brazos a la barandilla.Fui avanzando por la cornisa con mucho cuidado,muy despacio,hasta que llegué al borde del balcón y dejé de ver los tejados de abajo.Ahora veía el césped de mi jardín extendiéndose debajo mía.No tenía ninguna ventana a la que pudiera llegar ni un solo agarre en el que apoyarme para bajar.No había otra opción.Cerré los ojos y solté los brazos.Tras unos segundos de inestabilidad caí al césped con un ruido sordo y un grito ahogado.Gemí e intenté levantarme para irme de allí,pero apenas podía mover nada.Mi pierna sangraba,tenía varias quemaduras en distintas partes y las muñecas seguían ardiéndome de dolor.No tenía ni idea de dónde estaba el vampiro.Solo esperaba que se hubiera ido ya.

De nuevo escuché actividad dentro de la habitación y luego un grito ahogado fuera de ella, o más bien fuera de la casa.
Corrí y en menos de un segundo ya estaba fuera, en frente de la humana, que estaba tumbada sobre el césped sin poder moverse apenas.

- Esta ha estado bien, preciosa. -Comenté y después, como propina, le di una fuerte patada en las costillas.- Te dejaré vivir, me gusta tu ridículo sentido de la supervivencia, así que volveré a por ti.

Tras decir eso, desaparecí de allí, dejándola a su suerte. Seguramente apareciese un chucho por allí y la curase, o sino se iría ella misma. Quién sabía, tampoco me importaba mucho.