It's time to the game [Alexander & Ginny]

El cuerpo del perro se precipitó sobre el mío, estampándome sobre el suelo, pero no me dolió, eso sí, me obligó a soltarle y mi cuerpo quedó encajonado en la tierra, que se hundió por la dureza de mi cuerpo.

Me levanté al instante, con la pesadez de mi brazo derecho, y cargué de nuevo contra él, esta vez dispuesto a joderle la pata. Y así lo hice. Le tensé la pata con el brazo derecho -por mucho que me doliese- y con la mano izquierda le metí un puñetazo en lo que sería la rodilla del animal, escuchando un sonido roto procedentre de ella.

No me dio tiempo a impedirlo. Solté un aullido desgarrador a causa del dolor que procedia de la pata, que ahora estaba, rota. Ya no podia hacer nada, ni si quiera ponerme en pie. Genial. Me quedé gimoteando en el suelo.

-¿Y ahora qué? - pensé intentando levantarme, pero el dolor era insoportable, por lo que no pude. Ya había perdido...

No pude aguantar más y me volví humano de nuevo. Estaba desnudo ya que mis ropas se rasgaron, pero no me importaba demasiado.

Las patas no fueron suficientes para mí, ni siquera los gimoteos del chucho, que ahora había adoptado de nuevo su forma humana.
No... quería más... quería que ahora quedase inmóvil por completo, en el suelo, llorando de dolor, suplicando, cualquier muestra de dolor, lo que fuese, pero lo quería...

- Ahora toca la guinda del pastel... -Gruñí con cierto punto de excitación y me acerqué lentamente a él.

Quería jugar un poco antes de romperle las piernas, por lo que comencé a hacer que pensaba qué iba a hacer con él, sin llegar a hablar, solo haciendo expresiones faciales, hasta que finalmente metí un salto para después caer sobre la parte trasera de cada rodilla del chucho. Pude notar cómo sus huesos se rompían bajo mis pies.

Aquel vampiro estaba loco. Ahora si que tenia miedo... Pero no lo iba a demostrar, no iba a dejar que supiera que me intimidaba. Pero cuando se acercaba a mi no pude evitar arrastrarme, como pude, un poco hacía atrás. Aunque sabia que eso no serviria de mucho.

El vampiro saltó y aterrizó sobre mis piernas, rompiendo los huesos. No me contuve el grito de dolor ¿Para que? Ya daba igual ¿Que iba a ser lo siguiente que me rompiese? ¿La cabeza? No importaba, no iba a suplicar, queria mi dignidad y no la iba a perder. Al menos la poca que me quedaba...

- Vamos, chucho, ¡grita más! -Le insté tras escucharle gritar, pero sin súplicas. Si no iba a suplicar que gritara hasta que se le rompiesen las cuerdas vocales. Anduve alrededor del chaval hasta acabar de pie frente a él. Le miré con sadicismo y acabé asestándole una patada en la cara.- ¡GRITA!

-No. - le reté cuando me dijo que gritara más. Era un sádico, le gustaba escucharme gritar... Pues no le iba a dar ese placer. Lo miré de reojo mientras andaba por mi lado. Su bota impactó en mi nariz, rompiéndola, la sangre cayó hasta mi boca y, sin quererlo, la saboreé para luego escupirla. - ¡NO! - le volví a contestar con un par aún sabiendo que me podia ir muy mal.

Observé cómo la sangre caía lentamente por la nariz de aquel bicho y sonreí ampliamente.

- Tienes huevos, chaval. -Bufé y me di la vuelta. Ahora que caía, en la época contemporánea los adolescentes solían darse los números de teléfono móvil. Otra sonrisa apareció en mi cara y busqué el móvil del perro con la mirada, encontrándolo casi al instante. Lo cogí a velocidad vampírica y busqué la agenda del móvil. Al fin algo que aprendía que servía para algo.

- Ginny se llamaba tu Dulcinea, verdad, ¿Don Quijote? -Ironicé, girando un poco la cabeza hacia el chico, pero no le dejé responder. Ahí estaba el móvil de la humana y del motivo revanchista del chucho, y, sin pensármelo dos veces, le di a llamar, esperando alguna contestación a la llamada.

Estaba en casa, preparando la comida pues Dan iba a venir a comer. Me divertía moviendo la pierna ahora que ya estaba curada. Estaba muy feliz, las cosas en el instituto iban bien y no tenía amigos pero la compañía de Dan me sobraba.

Acabé la comida y la serví, miré el reloj entonces. Ya se retrasaba media hora, eso nunca lo había hecho, y empecé a preocuparme cuando sonó mi móvil. Corrí a buscarlo al salón y miré el número, ¡Era él! Respiré hondo y descolgué.

-¡Hola, Dan!-lo saludé con un tono alegre.-¿Dónde estás?

Le miré con reproche y furia ¿Como había sido tan imbécil de llevarme el movil? Pero una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando recordé que al principio había roto un móvil por no saber utilizarlo. Pero la sonrisa se borró cuando se llevó el móvil a la oreja.

-¡Dejala! ¡Haz lo que quieras conmigo pero a ella no le toques! - le grité amenazante, aunque en esa situación no era para estar amenazando.

Acerqué un poco el móvil hacia el chucho cuando vi que iba a gritar algo, así la humana se concienciaría aún más de la situación. Luego lo aparté para llevármelo de nuevo a la oreja y le mandé callar al perro llevándome el dedo índice en frente de los labios.

- Me temo que Don Quijote no va a poder presentarse en tu posada, Dulcinea. -Me encantaba hacer ese tipo de comparaciones.- Esta vez serás tú la que tenga que lanzarse a la aventura y venir a por él. -Sonreí y miré de refilón al chaval, postrado en el suelo.- Te esperamos en el bosque. -Sin darle tiempo a responder, detuve la llamada. Y como ser cabrón que era, me guardé el móvil en el bolsillo del pantalón.- Esta mierda me la quedo, por haber destrozado mi camisa.

Lo que oí al otro lado del teléfono me resultó extraño y me asustó: ¡Dejala! ¡Haz lo que quieras conmigo pero a ella no le toques!

¿Qué demonios...?-pensé. Y enseguida se me heló la sangre en las venas al escuchar la voz. Tragué saliva y unas lágrimas cayeron por mis mejillas.

-¡NO!-grité, pero ya había colgado. Me quedé petrificada unos instantes, y luego el móvil se me cayó de la mano.

Pero-pero... ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué él?!-pensé mientras sollozaba. Respiré hondo y me sequé las lágrimas, me calcé y corrí hacia el bosque sin pensármelo dos veces.

-Además de cabrón, chorizo... - pensé cuando se quedó con mi móvil. Tenia ganas de darle un puñetazo, pero como es lógico, no pude.

-Mátame, haz lo que quieras conmigo... - le comencé a suplicar. - Pero no le hagas nada a Ginny, no ha hecho nada. El idiota aquí soy yo, no quiero que ella lo pague. - apoyé la frente en la hierba, intentando no llorar, intentando no mostrar debilidad.

No creía que fuese a hacer mucho con ese móvil, quizás después lo estampara contra el árbol como hice con el móvil que llevaba antes de encontrarme con el chaval.

Me giré hacia él cuando comenzó a suplicarme y me puse en cuclillas en frente de su cuerpo.

- Es que en realidad tú me das igual. Si te mato no será divertido. -Sonreí con malicia.- Eres un cebo, y será interesante mirarte mientras acabo con la vida de tu amada Ginny.

Corrí por el bosque de tal manera que me tropecé, me caí, me di con las ramas de los árboles, me volví a tropezar para caer de nuevo, me hice arañazos... Estaba frustrada, ¿Cómo los iba a encontrar?

-¡¿Dónde estás?!-grité.-¡¿Dón...?!

Pegué un chillido y me tapé los ojos un momento. Daniel estaba desnudo y su cuerpo... Tenía una pinta horrible. Sin mirar a donde no debía, corrí hacia él y me arrodillé a su lado.

-Dan...-sollocé y miré al vampiro con los ojos llenos de lágrimas otra vez.-¿Por qué le has hecho esto?

Genial, mi estupidez le a a costar la vida a Ginny... Vi a Ginny acercarse de lejos.

-¡Ginny! ¡Es una trampa! - le grité pero no me hizo caso, se acercó y se arrodilló a mi lado, esconí, de nuevo, la cara entre la hierba, avergonzado. - Ginny, vete, corres peligro. - le susurré.

Pasé de responderle la pregunta a la humana y la levanté del lado del perro rápidamente, cogiéndola del cuello y apretando.

- Demasiado tarde para que le adviertas del peligro, perro. -Escupí y luego miré a la humana.- Hagamos un trato: si me haces lo de la última vez, él muere. Si me diviertes, él vivirá. -Sonreí con amabilidad completamente fingida.- ¿Te parece?

El vampiro me apretó el cuello y me apartó de Daniel. Tosí, intentando encontrar aire, me apretaba demasiado. Estaba completamente aterrorizada. Llevé mis manos a la suya como acto reflejo, como si así fuese a dejar de apretar.

Pero no entiendo... ¿Qué es lo que no puedo hacer?-pensé mordiéndome el labio inferior y cerrando los ojos, luego los abrí de nuevo parar mirarlo con el miedo pintado en ellos.

-S-sí.-titubeé, aún me costaba respirar.-Pe-pero... No sé... Qué hi-hice la... úl-última vez...-tosí otra vez, no podía coger aire de ninguna de las maneras.

-Sueltala, pedazo de... - mis pensamientos se vieron opacados por la voz del vampiro. Escuché lo que le dijo a Ginny, al principio no entendí muy bien, pero luego encajé piezas... Ginny me dijo que le había intentado violar y ahora... el vampiro queria que le divirtiese.

-¡Ginny no aceptes! - le grité temblando de furia de nuevo. - ¡Vete de aquí! ¡Te matará y luego lo hará conmigo!

Fruncí el ceño al escuchar dos pensamientos a la vez: los del chucho, que eran transparentes, y los de la humana, que, como la última vez, estaban incompletos.

- No pienses. -Le contesté a la chica sin más y luego me giré al chucho.- La mataré, sí, pero si luego te mato a ti no será divertido. -Sonreí y pasé uno de mis dedos alrededor de la cara de la humana.- Si tú vives, chucho, tendrás ansias de venganza, me buscarás e intentarás acabar conmigo. Así hasta el día en el que me aburra de ti, que entonces sí que te mataré.

Volví a la humana.

- Pero... si quieres que tu queridísimo saco de pulgas viva un poco más, tendrás que fiarte de mí.

Tragué saliva y bajó como un nudo por mi garganta. No pensar... ¿Cómo iba a dejar de pensar? Estaba tan asustada que... Mi mente volvió a bloquearse, como una súplica de mí misma. Cada vez lloraba más fuerte, todo por las circunstancias. Tenía miedo a morir, no quería dejar solo a John, pero tampoco que Daniel muriese... Jamás pensé que daría mi vida y... Mi cuerpo por alguien, pero lo iba a hacer. Su sonrisa me daba escalofríos.

-Está bien, está bien.-sollocé mientras me estremecía cuando pasaba su dedo por mi cara. No quería que me hiciera daño, pero Daniel no estaba en condiciones de huir. Yo se lo había dicho, se lo había pedido, que no hiciese nada, que no fuese a buscar al vampiro, pero no me había hecho caso, y ahora estaba dependiendo de mí...-Haré lo que tú quieras, lo que sea, pero no lo mates, por favor, no lo mates...-supliqué, sentía que ya no podía más, me faltaba el aire de sobremanera, me estaba asfixiando. Mis ojos se posaron entonces en los de Dan.-Lo siento... Tengo que hacerlo... Te dije que no dejaría que... Murieras...

Ya estaba temblando.

-¿Me ha parecido pedirle a Ginny que... no piense? - pensé al escuchar al vampiro. Si lo que mi abuelo era cierto... eso de que algunos vampiros tenian dones, por esa frase pude deducir que el don de ese vampiro era la telepatia.

Escuché al vampiro y a Ginny. Me sentia impotente, allí tumbado en el suelo sin poder moverme, también estaba de mala postura pero eso era lo de menos.

-De-dejala por favor... - pedí inutilmente, mi voz se fue apagando. Apoyé la frente en la hierba y cerré los ojos con fuerza, tratando de no llorar, pero un par de lágrimas salieron de mis ojos.

-Al menos... prefiero no verlo... - pensé, pero no lo dije. En ese momento se me olvidó el don del vampiro.

- Oh, qué conmovedor... -Bufé con un tono claramente irónico mientras seguía apretando cada vez más el cuello de la humana y luego me acerqué al perro.

- Eres un cobarde. -Si hubiese podido, le hubiese escupido en la cara, pero en vez de eso le di otra patada en la cara.

Sin decir nada más, tiré fuertemente de espaldas a la chica y le pisé con todas mis fuerzas la pierna que le rompí la última vez.

OFF: es una moñería lo que me ha salido -.- pero es para no dejaros colgados. Estoy demasiado cansado como para que se me ocurran ideas más sádicas.

-¡No!-chillé cuando el vampiro le dio una patada en la cara a Dan y tosí, asfixiada. Caí al suelo y sentí libre el cuello por fin, tosí un poco más y cogí aire.

Abrí los ojos cuando vi su pie aproximarse a mi pierna recién curada. El crac fue inevitable, y el dolor horroroso. Pegué un grito que resonó por todo el bosque.

-Por favor...-dije con la voz desgarrada.-Al menos deja que me despida de él.-sollocé tirada en el suelo.

El pie del vampiro me impactó en la cara de nuevo, en la nariz. Me quejé. Aunque me dolió más el grito de Ginny, que pude ver por el rabillo del ojo.

-¿Como demonios estarias tú si te hiciesen ver como muere la persona que más quieres? - le dije malhumorado, en un intento de distraerle ya que esperaba que ese vampiro hubiese amado alguna vez a alguien...

Le seguí dando vueltas a eso de porque no queria que Ginny pensase, pero no le encontraba solución.

[OFF]

No te preocupes Alex, yo también estoy dormido xD

Miré con asco a la humana y luego al perro, pero accedí.

- Venga, despídete ya. -Le insté a la humana de mala gana.- O de lo contrario te mataré ipso facto.

Luego el perro dijo algo que me enfureció aún más. Si bien no había visto como esos malditos neófitos devoraban a Adrianne, había podido contemplar el cuerpo yacente de mi mujer, en el suelo, rodeado de sangre. Gruñí al recordar eso y luego respondí al chico.

- ¿La persona que más quieres? -Bufé.- Mira, chaval, el amor es una puta mierda. Nunca conseguirás nada si en la vida solo te guías por el amor.